Las ventajas de ser un marginado

Las ventajas de ser un marginado: Cartas adolescentes

Las ventajas de ser un marginado: Adaptación al cine de una novela de éxito publicada por MTV en 1999. Escribe y dirige el propio novelista. 

Stephen Chbosky adapta su novela homónima, publicada en Estados Unidos en 1999. El relato original adopta el formato epistolar para contar las experiencias de Charlie, un chico que entra en el Instituto de un barrio residencial de las afueras de Pittsburg a principios de los 90. Tímido e introvertido es blanco de burlas y tiene dificultad para hacer amigos.

Chbosky, nacido en el 70, ha ambientado su historia donde creció, usando algunas de sus vivencias. Luego fue a estudiar guión a la californiana USC y se estableció en Los Angeles, donde ha escrito el guión de la película musical Rent, que dirigió Chris Columbus en 2005 y la serie de TV Jericho que CBS emitió entre 2006 y 2008.

Salta a la vista que Chbosky admira a Salinger y a Scott Fiztgerald. Su relato de adolescentes que luchan por superar traumas infantiles contiene un centón de referencias literarias y cinematográficas que tienen un acusado poder de evocación… y una sensación intensa de eco, de cosa que suena a vista y oída en otra parte.

Pederastia, tendencias suicidas, drogas, alcohol, relaciones familiares, catolicismo, iniciación sexual, sensibilidad artística son los elementos que se meten en la batidora, con una presencia accidental de profesores, padres y hermanos.

La película está bien interpretada pero pierde enteros por un exceso de autoconciencia, de “mira que bien monto en bicicleta y para demostrarlo me voy a soltar de manos”. Se cuentan demasiadas cosas y llega un momento en que casi todo resulta plastificado (como ese grito “somos infinitos” en plan dead poets society cambiando pupitre por descapotable).

Además del talento de Logan Lerman (El tren de las 3.10) y Emma Watson, se agradece que Chbosky y sus productores (que son John Malkovich y los de Juno y Young adult) confíen en la inteligencia del espectador y no tiren por la calle del morbo.