Gauguin: Viaje a Tahití | Naufragio vital (y fílmico)

· El guion de Gauguin: Viaje a Tahití naufraga estrepitosamente y el pintor se aleja cada vez más del creador salvaje y sincero que vimos al llegar a Mataiea.

Basada libremente en Noa Noa, el diario que el pintor Paul Gauguin escribió durante su estancia en Tahití (1891-1893), la película condensa los años en los que el artista conoce a Tehura y pinta algunos de sus obras más ingenuas y quizá por ello más inspiradas.

Tras un arranque prometedor en un París inhóspito, donde vemos el desesperado empeño de Gauguin para convencer a su familia de que lo acompañe, llegamos a Tahití donde tanto el artista como la película empiezan a venirse abajo.

A pesar de la belleza de las imágenes grabadas en la Polinesia (quizá demasiado reelaboradas como para evocar la simplicidad de aquel mundo primigenio), la historia se va a pique. Vemos vagar entre helechos al pintor, sufrir fiebres, desasosiego, y hambre. Idas y venidas que aunque evocan bien sus dificultades, acaban por desalentar al espectador. La banda sonora,recurrente en su intento de animar la acción, acaba convirtiéndose en una pesadilla que viene a sumarse a la inanición narrativa.

El guion naufraga estrepitosamente y el pintor se aleja cada vez más del creador salvaje y sincero que vimos al llegar a Mataiea. Por si fuera poco, la rudeza física y psicológica con la que el artista trata a Tehura, pasada la armonía silenciosa de los primeros meses, pone al espectador en una situación difícil. La complicidad con él se hace imposible y la distancia con el entendimiento del fuego creador que lo consume, se ahonda aún más.

Se salvan, eso sí, como doradas maderas de un naufragio, la magnífica puesta en escena, los sugerentes tableu vivant y el cuidadoso esmero al mostrar las calidades matéricas de sus obras (no olvidemos que, no en vano, el director, Edouard Deluc, estudió Bellas Artes).

Destaca también el vestuario preciso, los peinados, inmejorablemente desaliñados sobre todo en el tramo ambientado en París y, por encima de todo, la interpretación arrebatada de un Vincent Cassell en estado de gracia, que construye un Gauguin asalvajado y perpetuamente inquieto. Mención especial merece igualmente la actuación de Tehura que se muestra tan impenetrable, indolente y sonnolienta, como las indígenas de los lienzos que hoy todavía admiramos con incombustible asombro.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Pierre Cottereau
  • Montaje: Guerric Catala
  • Música: Warren Ellis
  • Duración: 102 min.
  • Público adecuado: +18 años
  • Distribuidora: Ver Cine
  • Francia (Gauguin: Voyage de Tahiti), 2017
  • Estreno: 5.10.2018
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Reseña
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Profesora en el Título Superior en Comunicación & Gestión de la Moda. Jefa de la sección "Vestuario y Estilo"