Inicio Críticas películas La leyenda de Tarzán

La leyenda de Tarzán

Alexander Skarsgård se echa a la espalda una película con una fotografía bellísima pero con una historia excesivamente simple

La leyenda de Tarzán

La leyenda de Tarzán: Cómic entretenido

· La leyenda de Tarzán. El protagonista, de hecho, entre lord Greystoke y el rey de los monos, apunta unas historias interesantes que no han sido desarrolladas.

Creo que Edgar Rice Burroughs no renegaría de esta nueva aventura de Tarzán, aunque sospecho que le habría dado algo más de jungla, algo más de marcha y algún toque fantasioso absolutamente irreal. La nueva historia comienza con un prólogo, un malvado sin escrúpulos, enviado por el rey Leopoldo II, va a apoderarse de los diamantes del Congo; y allí le vemos matando humanos y animales sin la menor consideración. Luego llega a un acuerdo con una tribu indígena, les dejarán los diamantes si les trae a Tarzán, a quien se la tienen jurada por algo que ocurrió hace tiempo. En aquel entonces Tarzán vive en Inglaterra, con su mujer, Jane. Una invitación oficial del Rey Leopoldo le lleva al Congo, donde vivirá nuevas aventuras y tendrá que combatir tribus locales, animales salvajes y temibles europeos sin escrúpulos.

Se pueden decir muchas cosas a favor de esta cinta, en la que la Warner llevaba trabajando casi dos décadas: que se trata de una nueva toma de contacto con un clásico que no huele a rancio, que tiene una fotografía bellísima, que muchas secuencias han sido diseñadas para disfrutarlas en 3D (aunque no es necesario), y que el reparto está francamente bien elegido; en concreto, esta cinta lo debe casi todo a Alexander Skarsgård, ya sea en smoking o a pecho descubierto entre monos.


Ahora bien, la historia es excesivamente simple, el malvado Christoph Waltz es siempre igual a sí mismo, y a otros villanos que ha interpretado anteriormente, y los guionistas dejan que el peso de la historia recaiga en la tecnología digital que, bien realizada, aporta poca densidad a la intriga. El protagonista, de hecho, entre lord Greystoke y el rey de los monos, apunta unas historias interesantes que no han sido desarrolladas.

Otro tanto puede decirse del villano Léon Rom, cuya verdadera historia es mucho más interesante de lo que nos cuentan aquí. Además, encuentro perverso que un par de británicos descubran a estas alturas del siglo XXI que el malvado de la historia colonial europea fue Leopoldo II, rey de los belgas, mientras que los ingleses eran inocentes misioneros o amables ecologistas. Si bien es legítimo revisar la historia -y la del Congo fue atroz-, conviene hacerla bien, lo que nos habría dado un argumento más sólido. El Tarzán original no era del Congo, y la historia de Rice Burroughs era una pequeña farsa en torno al darwinismo de la época.

Aclarado esto, La leyenda de Tarzán es un cómic entretenido, previsible, de bella factura, tan simple como las viejas historias de Sandokán, más adecuado para jóvenes acostumbrados a historias simples de superhéroes y supervillanos que para adultos maduros.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Henry Braham
  • Montaje: Mark Day
  • Música: Mario Grigorov
  • Duración: 109 min.
  • Público adecuado: +12 años (VS-)
  • Distribuidora: Warner
  • EE.UU. (The Legend of Tarzan), 2016
  • Estreno: 22.7.2016
Suscríbete a la revista FilaSiete

Reseña
s
Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.
Salir de la versión móvil