Loving Vincent

Loving Vincent: Solo 37 años…

· Loving Vincent se acerca a la muerte del pintor, acaecida a pocos kilómetros de París, donde Vincent vivió los últimos meses de su atormentada y corta existencia.

Bella y deslumbrante película polaca que supone un hito en la historia del cine animado. 150 pintores y dibujantes han pintado casi 57.000 fotogramas teniendo presentes muchos de los 900 cuadros y 1.600 dibujos que Van Gogh elaboró en tan solo ocho años y siempre en periodos en los que se encontraba bien de salud. Por otra parte, la labor de documentación es impresionante.

Loving Vincent se acerca a la muerte del pintor, acaecida a pocos kilómetros de París, donde Vincent vivió los últimos meses de su atormentada y corta existencia. La trama es original (el hijo del cartero amigo del recién fallecido Van Gogh quiere entregar una carta escrita por el pintor que no llegó a enviarse), aunque asuma el riesgo de no dar al pintor un protagonismo convencional y de esperar que el espectador ponga de su parte, refrescando la vida del artista holandés.

La música del británico Clint Mansell, habitual compositor de las películas de Darren Aronofsky (Jackie, Noé), envuelve dentro de su melancólica recurrencia, con un punto de desequilibrio, una historia trágica que recurre al blanco y negro para remontarse a los sucesos que preceden a la muerte del pintor, y usa el color para contar (pintar) la historia con la pincelada y la paleta estremecidas de un genio con un severo trastorno psíquico, que tuvo en su hermano Theo el amor que buscó con ansia allá por donde fue, tratando de «conmover a la gente con mi arte. Quiero que vean en mí una persona profunda y amable».

El título puede llevar a engaño: es la manera que el pintor tenía de despedirse en las cartas a Theo. También es un aviso sutil: la película demanda amor compasivo por el inestable y colérico (y religioso, aunque la película lo soslaye) Van Gogh, y entusiasmo por su obra. El visionado en sala es un espectáculo bellísimo.