Ponyo en el acantilado: El regreso del maestro

La filmografía del cineasta japonés Hayao Miyazaki se mueve entre dos ejes fundamentales que vertebran un discurso desarrollado a lo largo de los cuarenta años que lleva en el oficio de la animación. De un lado hayamos una vertiente narrativa vinculada a la cultura japonesa, con títulos clave como Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke o la impecable El viaje de Chihiro, frente a otra inclinación por el relato occidental en filmes como Por­co Rosso o El castillo ambulante.

A caballo entre estas dos tendencias, a medio camino entre ambos discursos fílmicos, se sitúa la obra más reciente de Mi­ya­zaki: Ponyo en el acantilado. Basada en el cuento de Hans Christian Andersen La sirenita y en una leyenda popular japonesa del período Muromachi (siglos XIV-XVI) lla­mada Urashima Taro -sobre un pescador que rescata a una tortuga-, la película usa apenas pinceladas de ambas historias y se estructura como un todo independiente en el que se entremezclan los paisajes netamente japoneses con los animales prehis­tó­ricos y los dioses ancestrales.

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Concebida como una película para niños desde el sustrato de las dos obras en las que se inspira -de hecho es junto con Mi vecino Totoro el filme más infantil del director-, Ponyo en el acantilado centra su atención en una niña pez que es rescatada por un infante de cinco años, Sosuke. De este encuentro surge una tierna amistad que desencadenará el deseo de Ponyo de convertirse en humana, aunque para ello desate las fuerzas de la naturaleza. A partir del juego de fuerzas descontroladas Miyazaki explora toda su elocuencia visual y nos regala alguno de los mejores momentos del filme con la pequeña Ponyo corriendo de ola en ola tras el coche de su amigo.

Fiel a su trabajo de orfebre y a su deseo de desarrollar esa vía expresiva, Miyazaki desdeña las novedosas técnicas de integración del dibujo y de la animación por ordenador frente a otros cineastas japoneses que usan la integración, la fusión, de ambas como método básico, como es el caso de Mamoru Oshii y su filme The sky craw­lers. Con la animación fluida e impecable a la que nos tiene acostumbrados el Studio Ghibli, no obstante, Ponyo en el acantilado se caracteriza por la tendencia a la simplificación del dibujo para reforzar la percepción de fábula infantil. Pero el hecho de que se tienda a dicha simplificación no conlleva una pérdida de calidad gráfica: muy al contrario, el filme está diseminado de pequeñas estampas que recuerdan al ukiyo-e, a los grabados japoneses del siglo XVIII que tanto influyeron en la creación del movimiento pictórico impresionista.

Gran trabajo musical de Hisaishi

Como complemento a la belleza plástica del largometraje, el compositor Joe Hisai­shi -músico fetiche de los cineastas Hayao Miyazaki y Takeshi Kitano– da forma a una de sus partituras musicales más brillantes de estos últimos años. Deslum­bran­te, apasionada y tierna, la banda sonora cuenta además con una pegadiza canción compuesta por el propio Miyazaki, Hisai­shi y Katsuya Kondo.

Sin estar a la altura de filmes como Mi vecino Totoro o El viaje de Chihiro, Ponyo en el acantilado mantiene su vigor inicial y abarca muchos de los temas que el director ha ido tratando a lo largo de su carrera. No obstante, vuelve a precipitarse en la conclusión del relato que, sin ser tan desastrosa como la de El castillo ambulante, descompensa el resto de la narración. De igual modo, la película no indaga tanto en la profundidad de sus protagonistas co­mo en ocasiones anteriores, aunque este hecho quede nivelado parcialmente por unos diseños de personajes deslumbrantes, entre los que destaca indudablemente el de la pequeña niña pez.

Ponyo en el acantilado, presentada con gran éxito de crítica y público en el Festi­val Internacional de Venecia, se estrena en España con una grata prontitud a la que no estamos acostumbrados. Filme imprescindible para los más pequeños, esta obra japonesa también hará las delicias de los padres y de los aficionados al anime.

Ficha Técnica

  • Japón (Gake no ue no Ponyo, 2008)
  • Atsushi Okui
  • Takeshi Seyama
  • Joe Hisaishi
  • Aurum
  • 100 minutos
  • Todos
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