Bodyguard

Por encima de errores de escritura garrafales la serie funciona, en­gan­cha y tiene un desarrollo bastante apañado

Bodyguard (Jed Mercurio, 2018)

Bodyguard: Récord de audiencia en el Reino Unido

· Aunque de manera populista, Bodyguard entra de lleno en un tema controvertido: el coste en libertades individuales que hay que pagar cuando se quiere per­seguir un terrorismo yidahista.

Escoltas, terroristas, conspiraciones, atentados, rivalidades entre cuerpos policiales. Son ingredientes muy usa­dos por el cine y las series, especialmente desde aquel doloroso 11 de septiembre de 2001.

Una filial de la cadena ITV produce Bodyguard para BBC, que la emitió desde el 26 de agosto de 2018 con las audiencias más altas de la última década. La fórmula que maneja el creador de Bodyguard, Jed Mercurio (54 años), ya la había probado en su serie anterior, Line of Duty (cuatro temporadas con un total de 23 episodios en­tre 2012 y 2017).


En esta ocasión se trata de contar una historia de te­rrorismo y conspiraciones en suelo británico, uno de los países más castigados por el yihadismo. Mercurio ver­tebra toda la trama sobre el sargento de policía David Bubb, jefe de los escoltas de la ministra del Interior bri­tá­nica, Julia Montague. En seis capítulos cercanos a los 60 minutos, Mercurio nos presenta a los personajes de un drama en que las conspiraciones se suceden por olea­das afectando a todos los poderes del Estado.

Hay mucho desequilibrio en Bodyguard y sería un ejer­cicio de papanatismo seriéfilo no señalarlo. Dese­qui­librio significa un manejo recurrente del deus ex ma­china y un recurso a la sal gorda en materia sexual que manifiesta una pobreza de recursos muy llamativa. Pe­ro, por encima de errores de escritura garrafales (ese lío entre la ministra y el guardaespaldas no se puede con­tar peor, la construcción caricaturesca de muchos se­cundarios es una ofensa a la inteligencia y, en fin, el clí­max es verdaderamente risible), la serie funciona, en­gan­cha y tiene un desarrollo bastante apañado.

Mucho tiene que ver la calidad del piloto que comien­za de un modo muy brillante, presentando al personaje pro­tagonista en su doble vertiente de policía ex­perimen­ta­do y de padre de familia. Por otro lado, Bo­dy­guard acier­ta al tener solo seis episodios porque, si hubiesen si­do diez, la tasa de abandono habría podido cre­cer expo­nencialmente.

Aunque de manera populista (los tiempos que vivimos han hecho que el pensamiento débil se haya apode­ra­do no solo de la vida política sino también de amplí­si­mos sectores del arte y de la cultura), Bodyguard entra de lleno en un tema controvertido: el coste en libertades individuales que hay que pagar cuando se quiere per­seguir un terrorismo yidahista que lo que pretende es que los países considerados enemigos vivan en un per­manente estado de ansiedad. Por otra parte, están pre­sentes las consecuencias de una vigilancia sobre las comunicaciones que proporciona la posibilidad de lu­char contra los asesinos, pero conlleva la pérdida de in­timidad y privacidad no solo de los ciudadanos sino tam­bién de los delincuentes autóctonos, los mafiosos, la­drones, estafadores… Y el uso partidista de medidas que convierten el terrorismo en el protagonista de la vi­da de un país.

Thomas Vincent (Versailles) y John Strickland (Detective Muncie) dirigen la serie y hacen un buen trabajo en el que se ha mirado la ma­ne­ra de no disparar los costes creando unas localizaciones que están al límite de la credibilidad. En este sentido, los británicos vuelven a mostrar su oficio. Los actores es­tán bien, logrando que sus personajes no se desmoronen por los brotes de histrionismo efectista que salpican la serie.

Ficha Técnica

  • País: Reino Unido (2018)
  • Dirección: Jed Mercurio, Thomas Vincent, John Strickland
  • Producción: World Productions
  • Duración: 1 temporada (6 capítulos de 55-58 minutos los 5 primeros y de 72 minutos el sexto)
  • Emisión en España: Netflix
  • Público adecuado: +18 años (VX)
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