Borgen

Hace cinco años Cristina Abad escribió con lucidez sobre una de esas series que ayudan a entender que estamos en la edad de oro de las series. Alberto Fijo añade ahora una nota que abunda en lo que Cristina supo ver

Borgen

NOTA: cuando Cristina Abad escribió este texto, Borgen no era una serie tan conocida y prestigiosa. Cristina supo ver la categoría del trabajo de guion y de producción de una serie danesa que se ha convertido en una referencia inevitable por sus estrategias narrativas. Las tres temporadas de Borgen permiten estudiar la solidez de la estructura dramática de una serie de 30 episodios titulados y subtitulados con citas que destilan inteligencia.

Les pongo los de la Primera Temporada:

  1. La virtud está en el centro / «Un príncipe no debe tener otro objetivo o pensamiento que la guerra y su organización y disciplina». Maquiavelo
  2. Contar hasta 90 / «El príncipe sabe que es mucho más seguro ser temido que amado.» Maquiavelo
  3. El arte de lo posible / «La democracia es la peor forma de gobierno, excepto todas las demás que se han probado». Churchill
  4. Cien días  / «Negar la existencia de un fantasma sólo hará que se haga más grande». Proverbio groenlandés
  5. Los hombres que aman a las mujeres / «De ahí que todos los profetas armados hayan salido victoriosos y todos los desarmados hayan sido destruidos.» Maquiavelo
  6. Visita de estado / «La política es la guerra sin derramamiento de sangre. La guerra es la política con derramamiento de sangre» Mao Tse-Tung
  7. No ver, no oír, no hablar / «La confianza es buena, el control es mejor» Lenin
  8. Serpiente de verano / «La historia es una pesadilla de la que estoy tratando de despertar». James Joyce
  9. Divide y vencerás «No sabrás qué te golpeó antes de que sea demasiado tarde». Un fabricante de armas norteamericano
  10. Primer martes de octubre «Un príncipe nunca carece de una razón legítima para romper su promesa». Maquiavelo

Es muy llamativa la manera en que se aprovecha el cambio de temporada para manejar los tres niveles de conflicto y las subtramas. Los tres ámbitos de la historia (política, comunicación, familia) se vertebran con pericia para evitar la caricatura, de la misma manera que se huye de la mitificación.


Price (y los guionistas Jeppe Gjervig Gram y Tobias Lindholm) no cae en los excesos de Sorkin en su acusada tendencia a mitificar con esos personajes que peroran con una perfección inigualable. Me encanta The West Wing, pero su retrato de la política es tan atractivo como falso. En The Newsroom logra irritarme con tanta sensiblería manipuladora.

Los arcos de los personajes principales de Borgen se manejan con un pericia llamativa, haciendo creíble lo que está al borde de lo fantasioso e irreal, especialmente en lo relacionado con el marido de la protagonista, la deriva personal de la periodista Katrine y la tesitura del productor televisivo Torben.

Borgen fluye con naturalidad, transitando entre las situaciones con un ritmo muy logrado. El tempo de cada secuencia está ajustado para evitar la verborrea. Lss formas de paso, tan sencillas, ayudan a un visionado muy satisfactorio y enriquecedor.

Lean a Cristina. Entenderán que la vamos a echar mucho de menos.

Alberto Fijo

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Borgen: una gran serie política del danés Adam Price

· Un relato interesan­te y realista sobre cómo una mujer llega al poder en Dinamarca y cómo el poder cambia a esa mujer.

Si hubiera que escoger una serie para la época elec­toral, ésa es Borgen. Su verosimilitud, equilibrio de las tramas, valores de producción y tratamiento de las relaciones de poder, la acercan más a El ala oeste de la Casa Blanca que a House of cards, y también a otras ficciones donde la mujer y su lugar en el trabajo y la familia son el nú­cleo de la tensión dramática, como The Good Wi­fe. A eso hay que añadir el contexto europeo, con te­mas de debate político y humano tan reconocibles y actuales como la inmigración, el yihadismo o la manipulación de las carnes para consumo huma­no.

Los daneses ya nos han demostrado muchas veces la calidad de sus producciones. Europa del Norte se es­tá constituyendo en plaza fuerte del cine y la ficción televisiva y esta producción de la televisión da­nesa es una alegría a sumar. Una serie interesan­te y realista sobre cómo una mujer llega al poder en Dinamarca y cómo el poder cambia a una mujer, en la que el espectador pensará si no será verdad que Birgitte Nyborg es la primera ministra danesa, en­tre otras cosas porque la subida al gobierno de Helle Throning-Schmidt, por coalición de partidos un año después de la emisión de la primera temporada, hizo de la serie un fenómeno premonitorio.

Birgitte Nyborg, protagonizada por una convincente Sidse Babett Knudsen, a la que ya vimos en Des­pués de la boda, y podemos ver en la serie 1864, se convierte inesperadamente en la primera mujer que accede al gobierno de Dinamarca. Desde el castillo de Christiansborg, centro de poder del Estado da­nés, y en compañía de su equipo, afronta una carrera política trepidante y competitiva donde tiene que lidiar con la inestabilidad de continuos pactos, su condición de esposa y madre de dos hijos y los me­dios de comunicación.

La trama política liderada por Nyborg se completa con la subtramadel control de poder, la prensa, en la que brillan dos coprotagonistas, el asesor de comunicación de Nyborg, Kasper Juul (Pilou Asbæk), y su exnovia, Katrine Fonsmark (Birgitte Hjort Sørensen), periodista estrella de la televisión pública, en­tre los que corre una electrizante tensión no resuelta. Se ve la mano experta de Danmarks Radio que literalmente ha volcado sus recursos y abierto sus bambalinas con todo lujo de detalles que gusta­rán a la audiencia general, pero sobre todo a los comu­nicadores.

Los dos centros argumentales mueven a su alrededor un conjunto de secundarios con currículum vi­tal y profesional bien construido, como Ben, el men­tor y amigo personal de Nyborg; Hanne, la periodista alcohólica e inconformista, o Phillip, el esposo de la primera ministra, etc. La serie tiene el acier­to de mostrar las luces y sombras de todos los per­sonajes, su complejidad moral, y la dificultad de al­canzar el consenso en determinadas cuestiones, bien es verdad que desde una visión de la política co­mo arte de lo posible y desde unas convicciones arrai­gadas en la ética del consenso.

El arranque de capítulo con carátulas al estilo de Mad Men, citas-título de políticos y pensadores co­mo Maquiavelo y una banda sonora subli­me sobre fon­do del inexorable segundero de reloj cum­plen con su función de reclamo para el especta­dor.

Algo tan complejo solo se puede apoyar en una bue­na dirección y en un guion bien construido por Lindholm y Gram que desarrollan la trama principal como un río a cuyo caudal suman las tramas secundarias; bordan los diálogos con frases que mar­can la evolución de Nyborg -“me había prometi­do no mentir en mis primeros 100 días”, “necesito vi­sualizar los primeros tiempos en que estuve aquí” o “no podemos legislar por escrúpulos morales”-; flu­ye de lo personal a lo profesionalidad con transi­cio­nes muy naturales y contiene multitud de detalles insignificantes de la vida cotidiana que dan a la acción el relieve de la credibilidad.

El río, por seguir con la metáfora, mana con fuer­za de su fuente en la primera temporada, la más interesante a mi parecer; baja su velocidad en la se­gunda, pero sin estancarse ni dejar de correr, con mo­mentos cascada en la trama y la subtrama, y recupera ritmo en la tercera, para llegar al final abiertamente, como corresponde a una serie europea.

Ficha Técnica

  • País: Dinamarca (2010)
  • Dirección: Søren Kragh-Jacobsen, Rumle Hammerich
  • Producción: Danmarks Radio
  • Duración: 3 temporadas (10 capítulos de 58 minutos cada una)
  • Emisión en Dinamarca: Del 26.9.2010 al 10.3.2013 en la TV pública danesa.
  • Emisión en España: Canal+ desde 6.12.2014
  • Público adecuado: +18 años (X)
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