Bajo las estrellas de París

Bajo las estrellas de París: En la calle

· Crítica de Bajo las estrellas de París | Estreno 23 de abril de 2021.
· Estamos frente a una de tantas películas francesas actuales que tratan temas sociales, como Especiales o Los miserables.

· Entrevista a Claus Drexel, director de Bajo las estrellas de París

Christiane vive en la calle. Sus jornadas están llenas de la monotonía de quien no tiene una razón para existir. Y en una de esas noches, igual a las demás, ocurre lo inesperado: un niño africano aparece en el lugar donde ella duerme para sacarla de su apatía y darle una razón para moverse, para hablar de nuevo, para luchar.

El pequeño Suli (Mahamadou Yaffa), que ha perdido a su madre y no habla francés. Sin saberlo, es ayudado mientras ayuda a Christiane.

Claus Drexel (Affaire de famille, América) ya se había acercado a la vida de los sin techo en el documental Au bord du monde (2013), y en esta ocasión lleva a la ficción una historia que bien podría haber sucedido en la realidad. De hecho, la película acaba con una dedicatoria a «Christiane M y todas las demás» y en una entrevista con el director y la actriz protagonista se dice que algunas de las imágenes de la película son reales, aquellas en las que vemos hileras de tiendas de campaña bajo los puentes del Sena y en el extrarradio de París.

Estamos frente a una de tantas películas francesas actuales que tratan temas sociales, como Especiales o Los miserables. Bajo las estrellas de París se concentra en dos de ellos: las personas que viven en la calle y la inmigración. Se mencionan las diferentes posiciones que podemos encontrar frente a esta cuestión -«no podemos recoger toda la miseria del mundo», dice precisamente un recogedor de basura que ha cedido a Christiane el lugar que utiliza para dormir-, pero se huye del maniqueísmo y se muestra tanto la competencia en ocasiones violenta entre vagabundos como la solidaridad que se dan entre las personas sin hogar.

Buena actuación de Catherine Frot (Caos, La última nota, La cocinera del Presidente), que da vida a una creíble Christiane, de la que sabemos poco. Quizás la película hubiera ganado desarrollando más su historia, pero el director tenía claro que no debía hacerlo.