The Palace

The Palace: El hotel de los ricos

· Crítica de The Palace | Estreno 26 de abril de 2024.
· Está claro que Polanski se ríe con acidez de la clase opulenta, que gasta dinero a mansalva y está preocupada por conseguir más. Pero lo hace con poca gracia, todo es sal gruesa y todo es muy evidente.

El Hotel Palace es un hotel de lujo en los Alpes suizos. Hansueli, el gerente, cuida de que todo funcione a la perfección como un mecanismo de relojería. La acción transcurre el último día del año 1999, cuando un variopinto puñado de millonarios se dispone a despedir el milenio y ver los fuegos artificiales que recibirán al año 2000. La acción es mínima, ver excéntricos y caprichosos ricachones disfrutando de las últimas horas del año, diciendo tonterías y dándose un festín de lujo ante los asombrados ojos de los empleados del hotel. Unos están preocupados por el efecto 2000, otras por el próximo lifting que se tienen que hacer, un viejo millonario celebra su primer año de matrimonio con una veinteañera, unos mafiosos rusos que han finalizado una lucrativa operación escuchan por televisión a Borís Yeltsin ceder el poder a Vladimir Putin… Naturalmente hay mil incidentes que Hansueli atiende sin inmutarse.

Roman Polanski tiene 90 años y mucho oficio, y en lo que a realización se refiere, The Palace es una obra bien realizada, con buen sentido del ritmo, que salta sin problema de un personaje a otro, de una línea dramática a otra. En la vida real no es poco problema manejar a un puñado de estrellas con sus egos, y pasar de uno a otro según necesidad. El auténtico problema de esta historia es su humor, o la falta del mismo, o no haber logrado transmitirlo al público. Está claro que Polanski se ríe con acidez de la clase opulenta, que gasta dinero a mansalva y está preocupada por conseguir más. Pero lo hace con poca gracia, todo es sal gruesa y todo es muy evidente (aunque sea delicado con la cámara y con el espectador en los momentos escatológicos o picantes), y poco eficaz. Se ve desde la primera escena, cuando el gerente arenga a sus tropas, hasta el último plano, con el dichoso perrito.

Es inútil pensar en lo que The Palace podría haber dado de sí. Sin duda la primera idea del director era excelente, utilizando la despedida de Yeltsin en el contexto de año nuevo de 2000, y jugando con sus posibilidades del futuro, con los millonarios y con el personal de servicio. Pero, el reparto estelar, ni el gran trabajo de Oliver Masucci (el gerente) suplen la falta de sutileza y de auténtico humor que afectan a esta película y la dejan reducida a un curioso divertimento cuyo principal centro de interés se reduce -y no es poco- a ser el último trabajo de Polanski.