Funan: Viaje por el infierno comunista
· Funan: El premio al mejor largometraje en el prestigioso Festival de Annecy 2018 avala la alta calidad de Funan, del dibujante parisino de origen camboyano Denis Do.
Dejando a un lado las producciones polacas -sobre todo de Andrzej Wajda (Katyn, Walesa. La esperanza de un pueblo, Los últimos años del artista: Afterimage) y Rafal Wieczynski (Popieluszko: La libertad está en nosotros)-, sorprende la escasez de películas críticas con los regímenes comunistas que se han realizado en Occidente desde su inesperada y estrepitosa caída hace ya treinta años. De hecho, La vida de los otros, La revolución silenciosa o La muerte de Stalin siguen siendo excepciones frente a tantos filmes que continúan mostrando el comunismo con un halo romántico, muy alejado de la realidad. Una realidad deshumanizadora y cruel que fue expuesta con especial vigor por el inglés Roland Joffé en su oscarizado primer largometraje, Los gritos del silencio (1984), impresionante recreación de la epopeya real del periodista estadounidense Sydney Schanberg y su compañero Dith Pran durante la barbarie comunista de los jemeres rojos. Un auténtico genocidio que, en tan solo cuatro años (1975-1979), sembró Camboya de más de un millón y medio de muertos, y 500.000 desplazados.
Ahora, da continuidad a aquella gran película otro primer filme, Funan, del dibujante parisino de origen camboyano Denis Do, artista de layout en producciones de animación menores, como Titeuf, le film (2011) o El techo del mundo (2015). El premio al mejor largometraje en el prestigioso Festival de Annecy 2018 avala la alta calidad de Funan, en la que Do rinde homenaje a toda su familia, y especialmente a su madre, a la que dedica el filme. Ella, Chou, sufre especialmente la demoledora irrupción de los jemeres rojos en Phnom Penh, la posterior evacuación por la fuerza de la ciudad y el demencial periplo de miles de personas inocentes -hombres, mujeres y niños- por los cientos de campos de concentración y reeducación que organizó el inmisericorde Angkar (Partido Comunista de Kampuchea), tristemente conocidos como los Campos de la Muerte (The Killing Fields).
La pulcra narración lineal del guion del propio Denis Do, Magali Pouzol y Elise Trinh se enriquece enseguida con las acciones paralelas que depara la traumática separación del matrimonio protagonista de su pequeño hijo Sovanh, de tres años, al que solo protege su abuela. Al hilo de la ardua lucha por la supervivencia de la anciana y el niño, Do describe el progresivo derrumbamiento interior de la madre y la incansable fortaleza de su marido, que intenta contactar con su hijo de mil maneras, arriesgando constantemente la vida, mientras van muriendo a su alrededor familiares y amigos por inanición y violencia irracional. En este sentido, la veracidad del desgarrador sufrimiento de la familia protagonista se refuerza inteligentemente con los arranques de generosidad -a veces, heroica- de algunos jemeres rojos y con las primarias reacciones de bajeza de algunos prisioneros, que se animalizan tanto como sus carceleros.
En cualquier caso, es nítida e incisiva la enmienda a la totalidad que lanza Do a la tiranía comunista y al adoctrinamiento marxista, no tan alejado del que están imponiendo o pretenden imponer algunos partidos políticos en las legislaciones educativas de los occidentales países. Y, frente a estas injusticias manifiestas, Do se aleja decididamente de la violencia como respuesta, y presenta la entereza personal, la unidad familiar, la solidaridad hacia todos y la resistencia pacífica como las mejores armas para superarlas. Esta sugerente propuesta -expuesta con convicción y sin ingenuas sensiblerías- dota de alma a la exquisita puesta en escena del filme y a su esmerada animación limitada, que a menudo recuerda a los maestros de la animación japonesa Hayao Miyazaki e Isao Takahata, cuyas inolvidables La Princesa Mononoke y La tumba de las luciérnagas, respectivamente, han sido casi seguro referentes estéticos del cineasta y dibujante camboyano.
Desde luego, su siempre creativa planificación, su bellísimo cromatismo, sus apabullantes contraluces y panorámicas, su incansable recurso a la elipsis, el fuera de campo y los símbolos visuales, la rica gestualidad de todos los personajes, los puntuales refuerzos musicales de Thibault Agyeman… justifican plenamente los premios cosechados por Funan, y la convierten en un punto de inflexión dentro del cine de animación contemporáneo, cercano en su sobrio y adulto realismo a los impulsos que supusieron en su momento Persépolis (2007) o Vals con Bashir (2008).
Ficha Técnica
- Dirección: Denis Do,
- Guion: Denis Do, Magali Pouzol, Elise Trinh,
- Intérpretes: Bérénice Bejo, Louis Garrel, Céline Ronté,
- Montaje: Laurent Prim
- Música: Thibault Agyeman
- Dirección artística: Michael Crouzat
- Duración: 84 min.
- Público adecuado: +16 años
- Distribuidora: Alfa
- Francia, 2018
- Estreno: 22.3.2019