El extranjero

El extranjero: Terrorismo y política

· La tra­ma de El extranjero es complicada, no solo por el estilo de la novela ori­ginal, sino porque toma los elementos políticos de una época que queda lejos y, ambientados en nuestros días, provocan extrañeza.

La apacible vida de Quan, modesto y satisfecho ciuda­da­no británico de origen chino, cambia radicalmente cuan­do unos terroristas irlandeses hacen explotar una bom­ba en Londres. Su pasado, largo tiempo olvidado, to­ma el mando de sus acciones para conseguir justicia, o tomársela por su mano; para descubrir la identidad de los terroristas no dudará en presionar a un miembro del go­bierno británico que, antes del armisticio, fue miembro del P.I.R.A. (IRA provisional).

El extranjero junta a Martin Campbell (Golden Eye, Ca­sino Royale), a Pierce Brosnan, que fue James Bond en Golden Eye, y a Jackie Chan y su importante produc­to­ra, más en la línea de New Police Story que en la de sus de­senfadadas Hora punta. El guion se basa libremente en The Chinaman, la primera novela de éxito de Stephan Lea­ther, escrita en 1992, cuando el P.I.R.A. todavía no ha­bía abandonado la lucha armada; el Quan original era viet­namita, no chino.

El resultado es aceptable aunque se puede lamentar que podría haber sido mucho mejor. Por una parte la tra­ma es complicada, no solo por el estilo de la novela ori­ginal, sino porque toma los elementos políticos de una época que queda lejos y, ambientados en nuestros días, provocan extrañeza: ¿ex miembros del IRA reconvertidos a políticos, trabajando codo con codo con el go­bierno británico, replanteándose la vuelta a la lucha ar­mada y volviendo a poner bombas? Uno se pregunta, ¿por qué os metéis con los irlandeses? Aceptada la his­toria, nos encontramos con una clásica mezcla de acción y de trama política, realizada con competencia pero que suena a deja vu; resulta convencional aunque, sin du­da, muy por encima de la media.

Cabe destacar que Jackie Chan ha encontrado un pa­pel a su medida y a su edad, que le permite actuar ade­más de pelear; demuestra que es bien consciente de que no es un quinceañero y sus peleas son adecuadas en un veterano luchador de sesenta y tres años; frente a él, Brosnan resuelve con notable un papel interesante, un político con un pasado de terrorista y unos grandes pro­blemas en el presente de cara a la opinión pública, al gobierno, a sus antiguos compañeros y a su propia fa­milia; sin duda, lo mejor que ha hecho en mucho tiempo. Campbell, por su parte, se encuentra cómodo en una película de suspense y acción que no encierra demasiadas complicaciones y que, si por algo en este género, destacaría por su sobriedad.