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La pequeña Lola

El veterano realizador nacido en Lyon en 1941 vuelve a demostrar su buen hacer. La película atrapa desde el principio por su trama, por la buena dirección de actores y también por su ambientación

La pequeña Lola (2004)

La pequeña Lola: Ansia de maternidad

La pequeña Lola | Pierre y Geraldine, un joven matrimonio francés, no pueden tener hijos. Así que se lanzan a la aventura de la adopción. Viajan a Camboya, donde pretenden realizar su sueño. En esta peregrinación se enfrentan a la cruda realidad de unos trámites agotadores y muchas veces ineficaces, a la tentación del desánimo y de tirarlo todo por la borda. En esta serie de avatares la pareja sufre sus crisis, pasa por sus momentos de miedo, se desgarran. Y, como consecuencia, sufren una transformación personal.

Vuelve Tavernier a su cine de intensa actualidad social. En este caso hay dos tramas íntimamente relacionadas pero igualmente interesantes y bien llevadas: por una parte los problemas de la adopción internacional, y por otra la incidencia de los mismos en la relación matrimonial, que se irá volviendo más madura en la medida que superan las diferentes crisis.

El veterano realizador nacido en Lyon en 1941 vuelve a demostrar su buen hacer. La película atrapa desde el principio por su trama, por la buena dirección de actores y también por su ambientación: enseguida te metes en las costumbres, comidas, paisajes y música de Camboya. El guión arranca con buen ritmo y lo mantiene durante el desarrollo. Sin embargo, el desenlace (que debería haber sido más corto) se ralentiza y pierde atractivo.


Estamos ante un director que se enfrenta a las cuestiones del espíritu humano con cierta profundidad, y eso se agradece. Tavernier hace pensar: basta recordar sus acercamientos a la delincuencia en La carnaza y a la guerra en Capitán Conan. En La pequeña Lola conviven un drama social (la adopción internacional como manera de paliar el problema de niños a los que sus padres no pueden mantener, y el laberinto legal y administrativo siempre salpicado por la corrupción), y el drama de una mujer occidental que no puede tener hijos. Enternece observar cómo ésta se plantea la búsqueda de su futura hija preparándose como si de un verdadero parto se tratara. Hay monólogos muy poéticos con su futura hija imaginaria. Geraldine es una mujer impulsiva, que ha sufrido a fondo esta limitación, y que está dispuesta a todo por conseguir lo que quiere. Pierre, su marido, es más racional y sensato, por lo que aquélla no se siente siempre del todo comprendida.

En este drama matrimonial cabe reprochar a la película una visión subyacente algo negativa de la mujer, quizás sin intención premeditada. El marido es siempre el sensato, el de la actuación irreprochable. La mujer es la débil, que pone en entredicho valores por conseguir el fin previsto (es capaz de seguir adelante con una adopción que conllevaría pagar por una niña robada). Además, hay un afán demasiado insistente en presentar a Geraldine desnuda. Según el director, lo hizo de común acuerdo con la intérprete, Isabelle Carré, para reforzar el afán de maternidad de la protagonista. Me pregunto qué tiene que ver el tocino con la velocidad.

Ficha Técnica

  • País: Francia (Holy Lola, 2004)
  • Fotografía: Alain Choquart
  • Montaje: Sophie Brunet
  • Música: Henri Texier
  • Distribuidora: Vértigo
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Reseña
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Profesora universitaria de Cine Español y Estética Musical. Coordinadora Académica Área de Comunicación Universidad Atlántico Medio (Las Palmas de Gran Canaria)
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