Lugares comunes

Unos encantadores y sentidos Federico Luppi y Mercedes Sampietro encarnan un amor sólido que no se rinde, repleto de ternura y confianza

Lugares comunes, de Adolfo Aristarain

Lugares comunes: Abrázame fuerte

Lugares comunes | Un locuaz título para una linda y triste película, Concha de Plata al mejor guión en San Sebastián, que habla de que cada argentino es como una parte de una casa vieja, abandonada, con grietas profundas y parcheadas una y otra vez, pero que acabará cayendo por su propio peso trozo a trozo, familia a familia. En Lugares comunes es el matrimonio de Fer y Lili el que se ve arrastrado por esta marea de despropósitos que está quebrando a Argentina.

Pero una cosa está clara: naufragarán juntos o se salvarán, pero no se soltarán. Más bien es Lili quien tiene que sujetar fuerte a su querido Fer para que no sucumba ante una prejubilación miserable y un hijo que antepuso la supervivencia al idealismo.

Luppi y Sampietro, un amor que no se rinde


Ahora son ellos los que tienen que sobrevivir, así que encaran la situación sin titubeos, sin permitirse añoranzas de tiempos mejores. Tras recortar el presupuesto de la compra hasta que no haya nada que recortar hacen las maletas, venden su casa y se van a vivir al campo. Pero Fer no se siente con fuerzas para luchar por una nueva vida. Quizá sólo quiera dejarse morir, pero su querida Lili no lo permitirá. Ella es un don, es su salvavidas.

Unos encantadores y sentidos Federico Luppi y Mercedes Sampietro encarnan un amor sólido que no se rinde, repleto de ternura y confianza. Se nota en ellos la tinta de Aristarain (Buenos Aires, 1943), el dibujo tan humano que hace siempre de sus personajes.

Ficha Técnica

  • Fotografía: P. Enríquez
  • Montaje: Fernando Pardo
  • País: Argentina
  • Año: 2002
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