Rompedientes

Rompedientes: El ogro y el hada

Derek Johnson fue una estrella del hockey sobre hielo, pero una lesión le alejó de los grandes equipos y ha tenido que limitarse a ser el divo de un pequeño equipo, donde su brutalidad le ha valido el apodo de «rompedientes». A pesar de ese éxito -relativo- se siente fracasado y por ello mismo tiene una actitud cínica ante todos los que le rodean, a los que suele arruinar los sueños.

Las primeras víctimas son los hijos de su novia: un adolescente que sueña con ser una estrella de la música, y una niña de cinco años que espera la llegada del «hada de los dientes» (el ratoncito Pérez norteamericano) esa noche. En justo castigo por decir que no existe tal hada, Johnson se convertirá en su ayudante durante una temporada.

Una de las cosas buenas que tiene Hollywood es la naturalidad con la que grandes actores aceptan participar en películas infantiles de este tipo, y por grandes no me refiero al fortachón The Rock–Dwayne Johnson, que no lo hace nada mal, sino a sus comparsas Julie Andrews, Billy Crystal y Ashley Judd.

El resultado es que pasado el arranque, necesariamente forzado, en esta historia te encuentras con una comedia muy divertida, con muchos gags destinados a los adultos que acompañan a sus peques. Hay sonrisas, risas y carcajadas a lo largo de una película ingenua y sin más sorpresas que la de descubrir que hay un buen reparto trabajando en serio, y un guión con más ingenio de lo que uno se podía esperar inicialmente.

Lo mejor: La presencia de grandes actores sin complejos.

Lo peor: El forzado arranque.