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Festival de San Sebastián 2009

Festival de San Sebastián 2009

La china City of life and death, dirigida por Lu Chuan, se alzó con la Concha de Oro a la mejor película en el Festival de San Sebastián 2009. La española Yo, también se llevó las Conchas de Plata a la mejor actriz para Lola Dueñas y al mejor actor para Pablo Pineda. Ian McKellen recibió el Premio Donostia a toda su carrera.

La 57 edición del Festival de San Sebas­tián se clausuró el pasado 26 de septiembre (con un día menos de duración) con una gala presentada por Inma Cuesta y Edurne Ormazábal en la que se presentó la película de clausura Mother & child, de Rodrigo García. La cosa había empezado con Chloe, del canadiense de origen armenio Atom Egoyan.

Este año la presencia francesa se ha he­cho notar. Una constante temática ha sido lo que podríamos llamar el drama social de concienciación. Los problemas de actualidad han estado muy presentes en la mayoría de las películas. Aunque de vez en cuan­do se colaba alguna comedia para ame­nizar las jornadas.


El palmarés de esta edición cuenta con dos películas que han hecho doblete. La china City of life and death, dirigida por Lu Chuan, se llevó la Concha de Oro a la mejor película y el Premio del Jurado a la mejor fotografía. Cuenta desde dos puntos de vista (el chino y el japonés) la brutal conducta de las tropas japonesas que ocuparon Nanjing, la antigua capital china, en 1937. Es cierto que en los corrillos se daban por seguros los premios a la argentina El secreto de sus ojos, pero la cinta de Chuan es mucho más completa y menos usual que la cinta de Campanella, y además tiene una muy buena factura.

La española Yo, también, codirigida por Álvaro Pastor y Antonio Naharro, se llevó la Concha de Plata a la mejor actriz para Lola Dueñas y la Concha de Plata al mejor actor para Pablo Pineda, un intérprete con sín­drome de Down que ha llegado a los cora­zones de la gente con esta entrañable pelí­cula de superación a nivel personal y profesional. Robert Duvall, el actor de Get low, la cinta del estadounidense Aaron Schnei­der, se quedó sin premio, y hay que re­conocer que hace un papel excelente en esa comedia sureña de humor negro. Tam­bién se quedó fuera Chiara Mastroianni, pro­tagonista de Making plans for Lena (de Chris­tophe Honoré) con su papel de neurótica.

Por otro lado, Javier Rebollo se hizo con la Concha de Plata al mejor director por la película La mujer sin piano, con Carmen Machi como protagonista de una historia sobre una ama de casa conformista y hastiada que decide romper con todo.

El Juradod del Festival de San Sebastián 2009 también obsequió a las películas Le refuge y Blessed con el Premio especial del Jurado y el Premio del Jurado al mejor guión, respectivamente. La primera película, de François Ozon, muy bella visualmente, mostraba uno de los grandes pro­blemas a los que se enfrenta la clase social media-alta: las drogas y sus consecuen­cias a corto y largo plazo.

La segunda película, con guión de An­drew Bovell, Melissa Reeves, Patricia Cor­nelius y Christos Tsiolkas, tiene una curiosa estructura basada en un solo día vi­vido por los niños y por las madres. Dos puntos de vista que se separan, pero siempre unidos por la maternidad. Una propuesta muy interesante que llega de Aus­tralia y con un merecido premio.

La sección “Horizontes Latinos” se caracterizó, también, por narrar los problemas sociales que acechan en Sudamérica. Aun­que Sin nombre, de Cary Jôji Fukunaga, la cinta que presentaba la inmigración a los EE.UU. y la realidad de la Mara Salvatrucha, parecía que iba a alzarse con el Premio Horizontes, al final ganó una cinta menos ambiciosa, sencilla y con un registro totalmente diferente (una comedia romántica) titulada Gigante, del uruguayo Adrián Bi­niez. El joven director triunfó en el Festival de Berlín con esta opera prima, y repite éxito en el Festival de San Sebastián.

La sección Zabaltegi (cintas prestigiosas fuera de concurso) no defraudó, presentando películas como Malditos bastardos, de Quentin Tarantino; Five minutes of heaven, de Oliver Hirschbiegel, sobre la división de ideologías políticas en Irlanda del Norte desde el punto de vista de un asesino y el hermano de su víctima; Los límites del control, de Jim Jarmusch, que ha rodado en España una cinta llena de metáforas, muy lejos de Flores rotas; la última película de Woody Allen, Si la cosa funciona, una comedia pasada de rosca; y la última de Ang Lee, Destino: Woodstock, que sin ser una de sus mejores películas le hace sentirse orgulloso, según nos contó. Vimos por úl­timo la ganadora en Cannes, Das Weisse Band, de Michael Haneke, una dura pelícu­la sobre los días previos a la I Guerra Mun­dial, el ambiente que se respiraba en Ale­mania condensado en un pequeño pueblo, que fue muy aclamada por el público y la crítica.

Un festival de nivel medio alto, en el que siguen sobrando algunas películas. Los premios han sido más razonables que los de ediciones pasadas.

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