Alguien voló sobre el nido del cuco

Alguien voló sobre el nido del cuco: 5 merecidos Oscar

La cinta se rodó con producción in­dependiente y recaudó en el mundo en­tero casi 300 millones de dólares, lo que la convirtió en la séptima película más rentable de su tiempo.

Un joven Michael Douglas como productor, el director checo Milos Forman que, tras exiliarse a Estados Uni­dos y varios años de búsqueda ha­bía logrado encontrar su tono en el dra­ma psicológico, y Jack Nicholson, que vio catapultada su carrera tras recibir el Oscar, son los responsables de una de las comedias más liberadoras de la historia del cine, basada en la no­vela de Ken Kesey con adaptación tea­tral de Dale Wasserman.

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La traducción literal al castellano no facilita la comprensión. «Alguien vo­ló sobre el nido del cuco» es el fragmento de una canción infantil que ha­ce referencia a la búsqueda del propio des­tino. También se denomina «cu­cos» en jer­ga coloquial inglesa a los ma­nicomios.

Lo que provoca el ingreso en el hospital de Randle McMurphy, un espíritu li­bre detenido por varios delitos y que se hace pasar por loco para evitar la cár­cel, es una auténtica desbandada de los en­fermos, del cuadriculamiento y el am­biente estricto y reprimido del psi­quiátrico, una guerra campal contra la se­vera y fría enfermera Ratched.

La cinta se rodó con producción in­dependiente y recaudó en el mundo en­tero casi 300 millones de dólares, lo que la convirtió en la séptima película más rentable de su tiempo. Ganó 5 Os­car en las categorías principales (pe­lí­cu­la, director, actor, actriz y guion adap­tado), algo que no pasaba desde Su­cedió una noche, de Capra, y otros tan­tos Globos de Oro, además de 6 Bafta y el reconocimiento del Círculo de Críticos de Nueva York a Jack Nicholson, que está grandioso.

Louise Fletcher cosechó casi el mis­mo número de premios que Nicholson, y eso que fue rechazada por For­man varias veces por no estar a la al­tura y acabó firmando el contrato tan solo una semana antes del rodaje. Mu­chos pacientes con discapacidades men­tales reales actuaron como extras. Los actores y el equipo técnico tuvieron que aprender a trabajar con sus com­pañeros discapacitados.