Merchandising, el otro mercado del cine
Merchanding: Desmarcado del marketing de las grandes superficies comerciales, el merchandising se ha diversificado y ha alcanzado su éxito en el mundo del celuloide gracias a los seguidores de las grandes producciones cinematográficas.
La apabullante cantidad de artículos que surgen paralelamente al lanzamiento de los grandes filmes hollywoodenses ha supuesto todo un filón de oro para las productoras, que tan perjudicadas se han visto por la piratería y el descenso de público en los cines. De hecho, películas tan señeras como las de la saga de La guerra de las Galaxias han visto rentabilizadas sus inversiones en efectos especiales y espaditas láser gracias a las ventas de los “juguetes” y demás productos comercializados con la marca de Star Wars. Un buen ejemplo de ello son los 4.400 millones de dólares que se ha embolsado George Lucas solamente con la venta de los productos de sus tres primeras películas galácticas (aquellas que nacieron entre los años 70 y 80).
Este mercado en el que se nutren y proveen los comúnmente denominados frikis (seguidores acérrimos de determinadas producciones o sagas cinematográficas) es asombrosamente extenso y ha encontrado su máxima expresión en la red de redes, donde se pueden encontrar los artículos más variopintos relacionados con los filmes más taquilleros o representativos de la historia del cine. Aunque, si bien, otros de los grandes consumidores de merchandising que son fieles a las estanterías de comercios y jugueterías son los más pequeños, que siguen volviéndose locos por los personajes -tan de moda últimamente- que saltan del cómic a la gran pantalla. Tal es el caso de Superman, Batman o Spiderman cuya llamativa apariencia y asombrosos poderes hacen las delicias de los niños de medio mundo que juegan con muñecos de capa negra o desayunan con sus tazas arácnidas y sus cajas de cereales decoradas con los héroes de moda. Eso también es merchandising.
El top “Merchan”
Parque Jurásico, Star Wars y El Señor de los Anillos podrían considerarse las producciones más prolíficas, en cuanto a merchandising se refiere, de los últimos tiempos. La cantidad de artículos que se ofertan, así como la variedad de precios y modelos son especialmente dignos de mención.
La cuestión de Star Wars podría calificarse simplemente como un modo de vida. En Internet se pueden encontrar muñecos de todos los personajes de las seis películas desde 11,95 euros y hasta los 79,95 euros que cuesta la figura (de 12 cm) de Anakin Skywalker con todos sus avíos para trasladarse al Lado Oscuro con un sencillo cambio de look. Naves (desde 52 euros hasta 400), réplicas de espadas láser (210 euros), peluches parlanchines (36 euros), cascos de Darth Vader con simuladores de voz (70 euros) y hasta un fertilizante de la marca Star Wars son, entre otros, los productos que se pueden adquirir echando un simple vistazo por las tiendas digitales.
El Señor de los Anillos, por su parte, ofrece una serie de artículos provistos de la elegancia mística de los juegos de rol y -además de las típicas camisetas, mochilas y figuras- el merchandising de la trilogía tolkiana destaca por la gran variedad de elementos de joyería que presenta. De esta manera, por el módico precio de 79 euros se puede adquirir en el mercado internauta una réplica chapada en oro del anillo tan celosamente custodiado por Frodo, el colgante de la princesa élfica Arwen (84 euros), el broche de Gandalf (60 euros), la copa de la Comarca tallada en plata (69 euros) o el anillo del rey “retornado”, Aragorn (50 euros).
Sin embargo, más allá de los artículos que podrían considerarse como terrenales se encuentran los productos galácticos –pero no precisamente por su relación con la saga de Lucas sino por sus precios desorbitados-. La pasión por un determinado héroe o historia puede llegar hasta el punto de alcanzar cifras verdaderamente incomprensibles si no se comparte una visión friki de la vida. Un fanático de Hellboy puede llegar a pagar 243 euros por la réplica de la mano de este personaje de cómic; uno de El Señor de los Anillos desembolsaría sin ningún miramiento 686 euros por un ajedrez que reprodujera las figuras de los protagonistas de Tolkien; pero el mayor de los atrevimientos monetarios sería, sin duda, adquirir una réplica de la nave imperial AT-AT (de la película El Imperio contraataca) por la asombrosa cifra de 1.620 euros. Así está el mercado.
Merchandising elevado a la enésima potencia
Allí donde los límites del mercado consumista se diluyen en la realidad, aparecen las máximas expresiones del merchandising; aquellas que, curiosamente, son creadas por los propios fans. Buen ejemplo de ello es la llamada Religión Jedi que ha ido a ver la luz en Reino Unido y Australia, donde cuenta con 70.000 fieles seguidores. Este culto a La Fuerza contempla determinados preceptos que prohíben a los caballeros jedi tener pareja o prescriben que, al morir, el cuerpo debe ser incinerado en un ritual muy parecido al que hacían los vikingos.
Lo dicho, todo un modo de vida esto del “sentimiento Star Wars” que, por si fuera poco, también cuenta con una Academia Jedi en Rumanía, donde se instruye a los padawa o aprendices en el arte de hornear galletitas wookiee y demás viandas galácticas. Los alumnos acceden a esta peculiar escuela respondiendo a un incisivo cuestionario de cien preguntas sobre los aspectos fundamentales de la saga de Lucas y una vez superada tan ardua prueba reciben lecciones de Religión Jedi, clases de cocina Star Wars, participan en encuentros y lecturas disfrazados de jedi y hasta se proyecta que muy pronto comiencen a entrenar con espadas luminosas.
Sin más comentarios, que la fuerza acompañe al merchandising… y nos coja confesados.