An education

An education: Colegiala seducida

La directora danesa de Italiano para princi­piantes (2000) y Wilbur se quiere suicidar (2002) lleva al cine las memorias de Lynn Bar­ber adaptadas por el escritor Nick Horn­by (Alta fidelidad y Un niño grande se ba­saron en libros suyos). La historia, conta­da con un esmero y una precisión verdade­ramente subyugantes, se ambienta en los pri­meros años 60 y trata de una estudiante de 17 años seducida por un dis­tinguido hom­­bre de negocios de 35.

Hay cosas muy interesantes en esta incómo­da película, excepcionalmente interpreta­da por la joven Carey Mulligan y el siempre brillante Peter Sarsgaard, bien acompa­ñados por un reparto entonadísimo que in­cluye a Alfred Molina y Rosamund Pi­ke. Muy de agradecer la delicadeza y elegan­cia de la realizadora para tratar un asun­to turbio. El diseño de producción (el ves­tuario es una maravilla), la fotografía de John de Borman y la música de Englishby ayu­dan a engrandecer una película que podría haberse quedado tan pequeña como una TV movie. Por otra parte, la crítica sote­rrada es tremenda, tanto que es imposible no verla, algo que estaba mucho menos cla­ro en las películas anteriores de Scher­fig (no sabemos cómo será Hjemve [Just li­ke home], una comedia de 2007 que salvo en Dinamarca y varios festivales no se distri­buyó).

An education te atrapa como sólo saben ha­cerlo las grandes películas, tiene un equi­librio que no había en Italiano y Wil­bur, con secuencias geniales pero también dis­gresivas y recurrentes. Y mucho tiene que ver la londinense de 24 años Carey Mu­lli­gan, que realiza una interpretación de una perfección inusual. No es raro que varios directores cuenten con ella para proyec­tos importantes, pues pronto la veremos en la adaptación al cine de Nunca me abando­nes, la desasosegante novela de Kazuo Ishi­guro; en Brighton Rock, otra adaptación en este caso de una obra de Graham Gree­ne que ha dirigido y escrito Rowan Jo­ffe, el hijo del director de La misión; y en fin, en la muy esperada Wall Street: money never sleeps, de Oliver Stone, interpretan­do a la hija de Gordon Gekko.