Nuevo orden

Nuevo orden: Ambiciosa distopía

· Crítica de Nuevo orden | Estreno 19 de febrero de 2021.
· Es evidente que el cineasta intenta dar una doble lectura a lo que se muestra, pero ese significado no es precisamente complejo o sutil.

Una boda de lujo de una de las familias más ricas del país se interrumpe con el golpe de estado que provoca una revolución social en plena fiesta. El personal de servicio se rebelará contra sus señores de manera imprevista.

El cine mejicano ha logrado en los últimos años un status imponente en el mercado internacional gracias a dos cineastas gigantes como Alfonso Cuarón (Roma) y Alejandro González Iñárritu (Birdman). Junto a estos dos maestros hay algunos directores que han recibido un mérito exagerado. El caso más llamativo es el de Guillermo del Toro (aún no me explico el entusiasmo por La forma del agua y El laberinto del fauno, por no hablar de sus «peores» películas), pero Michel Franco también entraría en ese grupo de sobrevalorados.

Este director y guionista es uno de los cineastas habituales en festivales como Cannes, Venecia, San Sebastián o Chicago, donde han premiado algunas de sus películas de argumento traumático como Después de Lucía, Chronic o Las hijas de Abril. Por Nuevo orden obtuvo el Gran Premio del Jurado en el último Festival de Venecia. La película arranca con cierto estilo visual y ritmo narrativo favorecido por un gran trabajo de casting y dirección de actores. Pero cuando el relato quiere empezar a ser vertiginoso, la acción se vuelve redundante e indigesta, con escenas de una crudeza difícilmente soportable.

Es evidente que el cineasta intenta dar una doble lectura a lo que se muestra, pero ese significado no es precisamente complejo o sutil. La lucha de clases que propone el director durante casi una hora tiene muy poco que aportar al espectador. Es un intento de impactar a base de salvajadas encadenadas en bucle que termina por desconectar cualquier intento de reflexión o perdurabilidad.