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The man who wasn´t there (El hombre que nunca estuvo allí)

El héroe es un perdedor, una persona de existencia banal y aburrida, como el peluquero Ed Crane

The man who wasn't there (El hombre que nunca estuvo allí)

The man who wasn´t there: Un prodigio de ambientación

The man who wasn´t there | Con sus ocho filmes realizados entre 1984 (Sangre fácil) y 2000 (O Brother), los hermanos Ethan y Joel Coen ocupan un puesto de excepción en el cine independiente norteamericano. Sus cintas poseen un sello muy personal, que las hace siempre reconocibles. Al margen de la labor propiamente creadora, esta unidad se debe también al hecho de trabajar con un «equipo fijo» en las diferentes fases de elaboración: los guiones los firman siempre los dos hermanos, Ethan y Joel; la dirección artística de la últimas cinco películas ha corrido a cargo de Dennis Gassner, mientras que Roger Deakins ha sido el director de fotografía por sexta vez consecutiva. Si del montaje se ocupa, desde el primer film de los hermanos Coen, Roderick Jaynes, la banda sonora de todas sus películas ha sido compuesta por una misma persona:Carter Burwell, quien ha sabido trasladar a la partitura el ambiente surrealista que oscila entre la comicidad y el horror puro y duro y que delimita ese pedazo de tierra cinematográfica que es el Coen County, término acuñado por la crítica para referirse al universo en que se desarrolla la acción de sus obras.

En la que hasta ahora era su última película, O Brother, Joel y Ethan Coen experimentaron con una composición monocromática de tonos sepia; el siguiente paso lógico era rodar un filme en blanco y negro. Y algo similar -rodar en negativo de color, pero editando en celuloide blanco y negro- es lo que han hecho en su noveno largometraje, The man who wasn’t there, por el que Joel Coen fue galardonado en el último Festival de Cannes con el Premio al mejor Director (ex aequo con David Lynch). Este tratamiento proporciona no solo una profundidad y nitidez realmente extraordinarias, sino también la ambientación precisa para el escenario en que se desarrolla esta historia, a finales de los años cuarenta, en una pequeña ciudad californiana: el lacónico barbero Ed Crane (Billy Bob Thornton) parece estar ausente de su propia vida (como podría traducirse el título). Ed está hastiado de su trabajo en el salón de peluquería de su cuñado y desencantado de su matrimonio con Doris (Frances McDormand), cuya inclinación al lujo supera con creces sus posibilidades económicas. Cree atisbar por fin la oportunidad de escapar de esa anodina existencia cuando un cliente le propone un gran negocio: invertir en limpieza en seco, el último grito de la técnica. El dinero que precisa lo consigue chantajeando al jefe de su mujer; comete de este modo un crimen que pondrá en marcha una espiral de violencia -un esquema que los hermanos Coen ya desarrollaron magistralmente en Fargo-: bancarrota, suicidio, asesinato… serán las consecuencias de esta reacción en cadena. El peluquero acabará aceptando sereno su destino, porque quizá en el más allá se consigan solucionar por fin los misterios de la vida.

Si en Fargo los hermanos Coen reavivaron el género policíaco, The man who wasn’t there se inscribe en el llamado género negro; sin embargo, aquí la narración no sigue la perspectiva del detective, como las historias de Philip Marlowe, el protagonista de las novelas de Raymond Chandler, tan presente por ejemplo en Barton Fink, la obra maestra de Ethan y Joel Coen. Aquí el protagonista es un sencillo trabajador, circunstancia que remite al «mundo de James M. Cain«, como lo denominan los propios hermanos Coen. «Es una historia como la que él habría narrado», declara Joel. En las historias de detectives de Cain -que inspiraron un film clásico de los años cuarenta: Perdición (Double indemnity de Billy Wilder, 1944)– el héroe es un perdedor, una persona de existencia banal y aburrida, como el peluquero Ed Crane.


The man who wasn’t there resulta ante todo un prodigio de ambientación; que son maestros en recrear ambientes ya lo habían demostrado los autores en sus anteriores obras, especialmente en Barton Fink y en O Brother. En su nuevo largometraje, ese mérito se debe en buena parte a los protagonistas: para el papel principal han contado con un Billy Bob Thornton a la altura de sus prodigiosas actuaciones en Un plan sencillo (Sam Raimi, 1998) y Camino al cielo (Robert Duvall, 1997); aquí parece una especie de Montgomery Clift redivivo, como pretendían los autores: «si la película se hubiera rodado en el año en que transcurre la acción (1949), el actor ideal para la figura de Ed habría sido Montgomery Clift«, expone Ethan. También Frances McDormand da buena prueba de ser una de las grandes actrices estadounidenses del momento, en un papel muy distinto a la simpática figura femenina de Marge Gunderson en Fargo. Más que una mujer fatal, para lo que resulta un poco mayor, Doris es una «adorable canalla», según las palabras de la propia actriz. Del ambiente de finales de los años cuarenta que recrean Joel y Ethan forma parte también la historia del ovni: como se recordará, en esta época, la serie radiofónica de Orson Welles «Guerra de los mundos» sembró el pánico en Estados Unidos.

No obstante, The man who wasn’t there no acaba de convencer. Quizá resulte demasiado un mero ejercicio estético, de ambientación; tal vez se haya prestado demasiado atención a la forma, sin acabar de pulir el contenido, con una -a la larga- excesiva voz en off. The man who wasn’t there no trata personajes universales; en consecuencia, no consigue ampliar las fronteras del Coen County, sino que más bien parece moverse en círculo dentro de sus límites. El próximo proyecto de los hermanos Coen pretende ser el más ambicioso que han abordado hasta el momento: la adaptación cinematográfica de la novela To the white sea de James Dickey, con Brad Pitt en el papel de un soldado cuyo avión es derribado sobre Japón y que ha de sobrevivir en territorio enemigo. Será el primer film que los hermanos Coen rueden fuera de Estados Unidos; es de esperar que contribuya a extender el territorio del Coen County.

Ficha Técnica

  • Música: Carter Burwell
  • Fotografía: Roger Deakins
  • País: EE.UU.
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