Yo, capitán

Yo, capitán: La aventura más emocionante de Matteo Garrone

· Crítica de Yo, capitán | Estreno 3 de enero de 2024.
· Con dos actores no profesionales, Garrone cuenta una historia marcada por la crueldad de personas que se aprovechan de la miseria humana.

Seydou y Moussa son dos jóvenes que abandonan Dakar en busca de una vida mejor en Europa. Ni siquiera han informado a sus padres, que les han advertido en varias ocasiones de los peligros de hacer ese viaje de manera ilegal.

Después de varios intentos fallidos en el género fantástico (Pinocho, El cuento de los cuentos), Matteo Garrone, 55 años, vuelve a sus personajes heridos de marginación y carencias con los que había realizado sus mejores películas (Dogman, Gomorra).

Con dos actores no profesionales cuenta una historia marcada por la crueldad de personas que se aprovechan de la miseria humana. Este recorrido tiene un tono rea­lista pero moderado, con una sobriedad que no deja de ser impactante. Hay incluso espacio para mostrar la fantasía y los sueños de estos adolescentes que ayudan al espectador en los momentos más desagradables.

El trabajo del director de fotografía Paolo Camera (conocido por series tan imponentes visualmente como Gomorra o Zero Zero Zero) es espléndido en la utilización de colores vivos, que hacen que la película sea bellísima en su definición de diferentes ambientes de Dakar y Libia, del mar y el desierto, de la diversidad de tonos primarios de la ropa de los inmigrantes que marcan su acentuada personalidad.

También la música de Andrea Farri es un instrumento esencial como vehículo dramático. La combinación de corales africanos, tonos espirituales y melodías emocionales construyen un relato de aventuras que sorprende también gracias a la selección musical.

Sin desvelar el final, está claro que Garrone acierta en ese clímax con un plano brillantísimo que define la esperanza y el vitalismo de la película con una combinación maravillosa de color, puesta en escena, música e interpretación.

Yo, capitán ganó el León de Plata a la mejor dirección y el premio al mejor actor emergente o secundario para Seydou Sarr en el último Festival de Venecia, además del Premio del Público al mejor filme europeo en el Festival de San Sebastián. Un prólogo inmejorable para arrancar en su iniciada carrera hacia el Oscar a la mejor película internacional.