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Festival de Cine Europeo 2020. Psicología de un pasado y un presente

Sweat (2020)

Festival de Cine Europeo 2020. Psicología de un pasado y un presente. Las consecuencias de nuestras acciones (crónica miércoles 11, jueves 12 y viernes 13)

SEFF. Adicciones y el lado dantesco de las redes

Un año y medio ha necesitado la polaca Magdalena Kolesnik para preparar la crisálida que da lugar a su personaje Sylwia Zając en Sweat, un proyecto que se rodó en apenas 21 días y con un presupuesto mucho menor del esperado.

Su director, Magnus von Horn, nos sumerge en la vida de una colosal influencer de fitness durante unos días, una vida aparentemente perfecta, idolatrada y seguida por miles de personas en las redes sociales que, sin embargo, esconde un drama: una vida en soledad y el anhelo de intimidad. No hemos podido evitar acordarnos del necesario y apasionante documental de Netflix, El dilema de las redes (Jeff Orlowski), con el que guarda estrecha relación.

Con una dinámica interesante y una poderosa actriz, Sweat consigue plasmar la añoranza de la era digital y la dualidad de los smartphones, todo esto dando libertad al espectador para dictaminar si considera apropiadas las decisiones que la protagonista va tomando.


Llegamos a una nueva sala, y casi no nos da tiempo a sentarnos cuando, con ritmo vertiginoso, una música desenfrenada y «a toda pastilla» empieza Druk (Another round), presentándose con una primera escena con jóvenes desenfrenados, huyendo de una vida silente con ayuda del alcohol y las ganas de vivir sin control. Nos anticipa la que, a mi parecer, es la película más enérgica de Thomas Vintergberg.

«El hombre tiene un déficit del 0,05% de alcohol en sangre, y beber para ajustar ese déficit es bueno y aconsejable para aumentar nuestra creatividad y disipar nuestros problemas». Esta frase del filósofo noruego Finn Skårderud, en vínculo con la crisis de los 40 y el deseo de volver a una vida desenfrenada y atrevida de juventud, hará que cuatro amigos y compañeros de instituto se cuestionen la realidad. Lo que al principio parecía un juego, se acaba transformando en un ciclo disruptivo de la cotidianeidad con graves consecuencias.

Volvemos a disfrutar del tándem Thomas VinterbergMads Mikkelsen, tras la que posiblemente sea su película más representativa, La caza (SEFF 2012). Thomas Bo, Lars Ranthe y Magnus Millang se unen a un fabuloso elenco de actores, conformando un grupo de amigos que conectan casi de forma automática con el espectador, realizando un trabajo muy plausible.

Festival de Cine Europeo 2020: Druk (2020)

Avalada con el sello de Cannes, Druk no es una película ambiciosa o llena de clichés (el realizador danés es demasiado inteligente como para caer en trucos baratos cinematográficos). Estamos ante una película aparentemente sencilla y agradable (recordemos que Vinterberg, junto a Lars Von Trier, fundaron el movimiento basado en las actuaciones y tema, Dogma 95). Trata a sus personajes sin concesiones, sin subrayar sus acciones o la tragedia, liberando al espectador. Hace un llamamiento a la autocrítica y reflexión sobre el retrato de la adultez actual, las adicciones y sus consecuencias en las relaciones cercanas, la influencia social, y el condicionamiento de recurrir a las drogas para aparentar ser más «cool». El resultado de esta construcción diegética y falsa libertad provoca al protagonista un acercamiento a sus alumnos, a lo John Keating (Robin Williams, pero sin alcohol de por medio, en El club de los poetas muertos). Estas reflexiones se facilitan gracias a un diálogo y un lenguaje cinematográfico brillantes, como el estudio de la luz, que ayuda a entender la evolución que sufren los personajes.

A pesar de la dimensión argumental del libreto, existe un humor inteligente que nos saca algunas carcajadas. Para ello, la cinta se ayuda de algún que otro inserto de imágenes originales de políticos ebrios.

Bonit Delepine y Gustavo Kerver están acostumbrados a trabajar juntos y presentarnos problemáticas actuales con un toque de humor propio, mezcla del absurdo inglés y la comedia francesa de Molière. En esta ocasión estos autores abordan un significativo dilema del siglo XXI: internet. Borrar el historial narra la historia de tres personajes que deambulan por contratiempos relacionados con el bullying, el fraude y el chantaje online. Un filme de casi dos horas que está acompañado de una aceptable composición musical y fotográfica, así como de un reparto acertado.

SEFF. Naturaleza y fragilidad interior

En cuanto a la filmografía proyectada en el Festival de Cine Europeo 2020 durante estas jornadas, ha habido un amplio cartel compitiendo por el Giraldillo de Oro de las nominadas en Sección Oficial, además de las ruedas de prensa a Abel Ferrara, por Siberia, Alfonso Zarauza, por Ons y Margarita Ledo, por Nación, entre otras. Todas ellas en formato digital y accesible al público.

Un público que sigue resistiendo a las restrictivas medidas por la Covid-19, y se adentra con ganas en un primer pase de Ammonite. Pero al término de la cinta no hay aplausos, murmullos a favor, tampoco emociones. La nueva cinta de Francis Lee, quien se dio a conocer internacionalmente con la referencial Tierra de Dios (SEFF 2017), está inspirada en la historia de una paleontóloga de la Inglaterra de 1840, Mary Anning (Kate Winslet), quien, tras una merecida fama, acaba viviendo de la venta de fósiles que encuentra. Un día, un visitante rico le propone que cuide de su esposa, Charlotte (Saoirse Ronan). En ausencia del marido de Charlotte, la relación entre ambas mujeres se acaba forjando en una línea inesperada.

Hay puntos que subrayar, como su notable fotografía, de Stéphanie Fontaine, quien proporciona luz a la orilla de una nublosa ciudad. En ocasiones, es inevitable pensar en su homónimo, Stuart Dryburgh, y sentir la presencia de una soberbia Holly Hunter en la multipremiada El piano (1993), de Jane Campion; en una playa acompasada por unos acordes que magnifican la escena, y cambiando los fósiles por un piano. Maravillosamente ambientada, destacan una cantidad de planos y detalles visuales que encumbran la obra.

La tristeza y el frío se palpan en una soberbia Kate Winslet (Titanic, Descubriendo Nunca Jamás) en un personaje contenido y sin rumbo, quien trabaja con delicadeza unos fósiles que le sirven para tapiar su fragilidad interior. Se impone a Saoirse Ronan (Lady Bird, Mujercitas) quien, en esta ocasión, carece del carisma al que nos tiene acostumbrados.

Pero no es oro todo lo que reluce. Lo que se esperaba como una cita obligada en la Sección Oficial de este festival, acabó resultando un romance artificioso, de tonos grises. Se habla mucho donde hay silencio, pero esta conversación es mayormente visual, y no siempre hay química entre estas dos mujeres.

Con una escena inicial que recuerda a la de Roma, de Alfonso Cuarón, el largometraje coge bien las riendas para, en su avance, tornarse en una cinta de innecesario ritmo lánguido, y con una música casi inexistente.

El director denota entusiasmo a la hora de marcar el planteamiento en su guion. Sin embargo, su conjunto acaba plagado de clichés. Es inevitable compararla con otra cinta de similar metáfora: Retrato de una mujer en llamas (2019), de Céline Sciamma, pero Ammonite palidece a su lado. Como dijo una buena amiga de esta misma revista, «la vida es maravillosa y los acercamientos a ella tan variados como artistas hay».

Otro cinta, rodeada de naturaleza y que subraya la vida y la muerte, es February, de Kamen Kalev. Fue parte de la Selección Oficial del Festival de Cannes y aún le queda una larga gira entre festivales. Una historia austera que nos acerca a la vida de un hombre a los 9, 18 y 80 años. En estos tres episodios veremos cómo su vida está estrechamente conectada a la naturaleza, a la de sus ancestros y a su tierra natal.

Con un ritmo y un diálogo casi inexistentes, destacan con voz en off fragmentos de las novelas de Albert Camus, de los poemas de Boris Hristov y de la novela Meursault, caso revisado, de Kamel Daoud. Textos que se unen a un conjunto de metáforas sobre la vida y la muerte, y a una visión muy humanista y exigente del director. Es aparentemente sencilla, y es así voluntariamente, pues remarca y elogia la modestia de aquellos seres humanos que viven en armonía con la naturaleza y la bondad. Pero puede llegar a resultar de ritmo excesivamente lento si no conectas rápidamente con su cámara estática, de planos fijos y generalmente amplios. No hay acción en la cinta. Aquí es el sonido de la naturaleza, su belleza y la reflexión sobre la sencillez humana y el paso del tiempo, los que enriquecen el contenido.

SEFF. Belicidad y crudeza

De la mano de la directora y guionista bosnia Jasmina Zbanic nos llega Quo vadias, Aida?, desgarradora narración del genocidio perpretado contra la población bosnio-musulmana en la ciudad de Srbrenisca el verano de 1992.

Zbanic es una de las fundadoras de la asociación de artistas Deblokada y su obra ha sido expuesta en festivales de cine y exposiciones de todo el mundo, siendo especialmente reconocida por Grbavica (2006), ganadora del Oso de Oro en la  Berlinale y Gran Premio del Jurado en la AFI Fest.

Con ritmo frenético y sencillo, Quo vadis, Aida? nos acerca a la vida de su protagonista, Aida, interpretada por una extraordinaria Jasna Đuričić, una antigua profesora que trabaja como traductora para la UN, e intenta salvar a su familia desesperadamente del ejército serbio.

Aún sin una notable fuerza dialógica, estamos ante un filme atractivo e inmersivo que expone todos los aspectos de la mayor masacre cometida tras la Segunda Guerra Mundial. También evidencia la falta de comunicación y organización de la ONU, así como su fracaso defendiendo a la población civil de las declaradas zonas seguras en 1993.

La memoria es experiencia, de lo ya vivido y valorado. Sin embargo, la memoria está determinada por la inteligencia y la voluntad así como por un mecanismo emocional: un estímulo externo puede desatar un conjunto de recuerdos y experiencias propias. Esto es lo que intenta plasmar Cécilia Magnini en su última producción, Due scatole dimenticate, proyecto que nace tras encontrar dos cajas de negativos fotográficos de Vietnam olvidados en un cajón de su casa en la Puglia italiana.

Festival de Cine Europeo 2020: Due Scatole Dimenticate

Magnini nació en el verano de 1927, desarrollando ya desde su infancia una fascinación por la fotografía y su capacidad de capturar el tiempo y el espacio. Siempre con una cámara en la mano ha reivindicado con carácter poético e inteligencia el drama social, trabajando en su primer cortometraje, Ignoti alla città, en 1958 co-direccionado con Pier Paolo Pasolini, venerada figura de la literatura y artes cinematográficas europeas.

Junto su cónyuge Lino Del Fra, compañero de vida y de trabajo, viajó en 1965 a Vietnam con el proyecto filmográfico de retratar un país en guerra, proyecto nunca terminado. Más de medio siglo después, las imágenes tomadas en ese viaje encontraron casualmente a una Magnini nonagenaria decidida a terminar ese documental incompleto. Due Scatole Dimenticate no solo es una mirada al pasado bélico de vietnamita, también es una oportunidad que toma la directora para repasar su historia y las decisiones que ha tomado a lo largo de sus casi cien años de vida.

SEFF. Entrega de Premios RTVA al productor andaluz Olmo Figueredo

La mañana del jueves 12 de noviembre, en el entorno del emblemático Teatro Lope de Vega, el productor Olmo Figueredo recibió el galardón Premio a la Trayectoria por el que se valora la trayectoria del sevillano. La gala, celebrada en horario matinal, se celebró con la presencia de Patricia del Pozo, consejera de Cultura y Patrimonio Histórico.

Desde 2005 este premio ha sido entregado por Canal Sur Radio y Televisión con motivo de reconocer la trayectoria de directores, actores o personajes fundamentales para el séptimo arte andaluz. Entre las figuras galardonadas destacan nombres como Benito Zambrano, Alberto Rodríguez, Antonio Banderas, Antonio de la Torre o Inma Cuesta.

Festival de Cine Europeo 2020: Olmo Figueredo

En este Festival de Cine Europeo 2020 se ha destacado la participación de Figueredo en éxitos como El inconveniente, Adiós o La trinchera infinita, así como su colaboración durante más de dos décadas en importantes eventos como los Premios Goya y el Festival de San Sebastián.

Actualmente es presidente de ANCINE (Asociación Andaluza de Productores de cine) y participa con su co-fundada productora, La claqueta, en obras de todos los formatos y géneros.

Mario Escalona
Marina Zárate

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