Francis Ford Coppola nació en uno de los años dorados del cine: 1939. El mago de Oz, Lo que el viento se llevó, La diligencia, La regla del juego o Caballero sin espada se proyectaban a la vez que, junto a Coppola, venían al mundo otros nombres propios del cine de los 70 como Peter Bogdanovich (con el que Coppola compartirá productora) o Michael Cimino.
Con una carrera irregular, Coppola es el director “intocable” de todo el cine que se hizo después de El hombre que mató a Liberty Valance (1965). Gracias fundamentalmente a las dos primeras partes de El padrino (1972 y 1974), Coppola goza de un status de maestro incuestionable, como el que tuvo en su día Orson Welles. Esta comparación (no es mía sino del autor del libro) explica su carrera: brillante pero traumática, plagada de éxitos rotundos y de sonoros batacazos.
Ángel Comas explica con precisión el momento de crisis que sufre el cine en los 70 y la relevancia de la llegada de Coppola. La descripción que hace de este director es atinada al reflejar su condición de artista visionario abocado en los últimos casi treinta años a la quiebra (Corazonada) o a la impersonalidad de trabajos alimenticios (Jack o Legítima defensa).
Sin embargo, en el libro se echa de menos un estudio más pormenorizado de su estilo cinematográfico (resulta muy superficial y tópico el capítulo dedicado a El padrino, en principio la parte fundamental del libro). Al final nos encontramos con la sensación de que Comas se ha centrado demasiado en el fondo de sus películas y en la propia personalidad del artista (muy bien definida en los capítulos iniciales), más que en la forma de hacer cine de este genial director.
Evidentemente es un libro breve, y hay que reconocer que el autor, aún reduciendo el enfoque, sabe dar luz y profundidad a aspectos esenciales de la filmografía de Coppola.
Ángel Comas. TyB Editores. Madrid, 2007. 254 páginas. Precio: 18 €
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