La habitación del pánico: Metafórico y opresivo Fincher

David Fincher (39 años) ha realizado este trabajo de terror y tensión claustrofóbica, La habitación del pánico; menos morbosa que Seven y sin sus escenas de asco; menos metafórica y menos psicológicamente retorcida que El club de la lucha; menos fastuosa y menos sorprendente en su resolución final que The game. Es también director de la quizá olvidable Alien 3. David Koepp ha escrito el guión de Panic room: no es poca la importancia del guión en general, y en especial en estas películas de suspense, que deben -tienen que- dar miedo y hacer sufrir… gustosamente. Así sucede, a pesar de un par de deficientes flexiones en la coherencia narrativa, que no señalo por si a algunos pasan inadvertidas.

Una recién divorciada alquila una gran casa para vivir en ella con su única hija, adolescente; una casa inmensa para las dos solas, sin personal de servicio (una concesión al necesario planteamiento y juego criminal posterior: ¡concedámosles esa inmensa mansión, si no, no hay película!). Nada más instalarse, las dos solas en aquella inmensidad casi vacía, y poco después de meterse en la cama en su primera noche, entran tres crueles ladrones dispuestos a todo… y ellas dos se refugian en la habitación del pábico, un bunker interior, moda -por lo visto- entre los yuppies que temen por la seguridad de sí mismos y de su mucho dinero. El resto es la película, casi a oscuras, y lluvia, tanta lluvia. No es que no haya metáfora en La habitación del pánico: Jodie Foster se adelanta y la explica al futuro espectador del filme del que es protagonista: «…lo más interesante ha sido ver el filme como una metáfora del divorcio». Y el mismo Fincher habla de la vandálica violencia de los asaltantes a la grandísima vivienda como una imagen de la destrucción de la familia.

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Pero la explicación se queda ahí, no es esta una metáfora demasiado rica en derivaciones, bien que la realidad del hecho al que indica sea tan terrible y dura, tan demoledora para la persona. Aunque sí, sí cabrían otras derivaciones en esta metáfora básica: el desmedido afán de riqueza, la crueldad y la violencia irracionales, la abismal ausencia de todo valor humano, de toda aspiración espiritual… si se ve así, cabe hablar no sólo de un buen filme de tensión opresiva, de vertiginosas y fantásticas tomas, de fotografía magnífica, sino que cabe también leer en Panic room un espantoso retrato del alma de la sociedad de hoy. El fasto -que suele usar Fincher en otras- se reduce en esta historia a oscuras, entre paredes, escaleras y sótanos, a un dorado parque en otoño con luz diamantina y plateada…, que es el previsible y deseable final, bien que cargado de la misma tristeza del comienzo: la soledad de las mujeres solas.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (Panic Room, 2002)
  • Fotografía: Conrad W. Hall, Darius Khondji
  • Música: Howard Shore
  • Estreno EE.UU.: 29 de marzo de 2002
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