20 comedias clásicas imperdibles
Aunque sea uno de los géneros más maltratados por la industria cinematográfica (especialmente a la hora de ser premiado), la comedia es consustancial al cine y a lo largo de la historia nos ha ido entregando títulos inolvidables y de obligada visión. En este caso rescatamos 20 comedias clásicas de postín, que harán las delicias de los más exigentes.
Luces de la ciudad (Charles Chaplin, 1931)
Un vagabundo se enamora de una florista ciega, después de un encuentro casual. A continuación evita que un millonario se suicide. Chaplin dirigió esta maravilla, su primera cinta sonora, definida en los propios títulos de crédito como una comedia romántica en forma de pantomima. Es impresionante ver lo que hace este genio con la versión de la copla La violetera del español Padilla…. Lee aquí la crítica completa
Sucedió una noche (Frank Capra, 1934)
Primera comedia romántica que logró ganar los 5 Oscar de más brillo: película, director, guion, actor y actriz. Riskin y Capra controlan a la perfección la guerra de sexos, el retrato de la mujer decidida e independiente, los viajes de héroe con freno y marcha atrás, el humor situacional de alto voltaje, los diálogos afilados y mordaces… Lee aquí la crítica completa
La kermesse heroica (Jacques Feyder, 1935)
1716. En un pequeño pueblo de Flandes, el burgomaestre prepara un banquete para la boda de su hija con un carnicero. El anuncio de la llegada inminente de los Tercios españoles aterroriza a los habitantes de un próspero pueblo, especialmente al alcalde, que se hará pasar por muerto. Exquisita y divertida comedia bufa, una sátira sobre el valor y el honor en tiempos de guerra… Lee aquí la crítica completa
Al servicio de las damas (Gregory La Cava, 1936)
En los años de la Depresión, una joven de clase alta, frívola y alocada, se encapricha del que parece ser un orgulloso vagabundo que cae en la mansión familiar de una manera pintoresca. Esta película de La Cava, que triunfó con el cine mudo, fue nominada a 6 Oscar, incluyendo mejor director, actor y actriz… Lee aquí la crítica completa

Tiempos modernos (Charles Chaplin, 1936)
Es una de esas películas en las que tomas conciencia de que un buen guion, uno excepcional incluso, no deja de ser una partitura que hay que interpretar. Chaplin escribe y luego rueda su relato con una creatividad que te deja con la boca abierta. Sabe hacer reír, hacer llorar, hacer pensar… Lee aquí la crítica completa
La octava mujer de Barba Azul (Ernst Lubitsch, 1938)
Pocos comienzos de película más brillantes que el de ésta de 1938: millonario norteamericano y burguesa francesa venida a menos que quieren comprar solo la mitad de un pijama. Tras el acuerdo, el amor, y luego los problemas, cuando antes de la boda ella se entera que él ha estado casado siete veces… Lee aquí la crítica completa
Vive como quieras (Frank Capra, 1938)
Tony es hijo de un banquero, Alice forma parte de una familia que ha decidido poner en práctica lo de los lirios del campo. El guión de Robert Riskin, asiduo colaborador de Capra, adaptó al cine la obra teatral de Kaufman y Hart, ganadora del Pulitzer. La película se llevó los Oscar a mejor película y mejor director… Lee aquí la crítica completa
Ninotchka (Ernst Lubitsch, 1939)
Greta Garbo, famosa por sus facciones serias y su semblante terso y frío, hizo temblar al mundo con una inesperada carcajada, que marcó la historia de la comedia. La película (historia de amor entre un aristócrata seductor y una comisaria política bolchevique, a modo de sátira afilada) es un cóctel delicioso, con una parte y media de impertinencia, tres de humor y dos de romance… Lee aquí la crítica completa
Luna nueva (Howard Hawks, 1940)
Una veterana periodista de raza va a abandonar la profesión para casarse pero antes cubrirá la ejecución de un recluso que le ha encargado su editor. Hawks maneja esta comedia rebosante de situaciones esperpénticas en una joya cómica donde cada diálogo es un golpe de remo que impulsa la cinta hasta meterla en unas aguas que fluyen a una velocidad verdaderamente endiablada… Lee aquí la crítica completa
Los viajes de Sullivan (Preston Sturges, 1941)
Un director de éxito deja Hollywood harto de cine banal y deseoso de hacer cine que muestre la vida real. Para inspirarse viaja de incógnito.Esta divertida road movie de Sturges, uno de los grandes de la comedia americana, tiene un sentido de la anticipación realmente asombroso: lo que cuenta se hizo realidad y hoy, tiene una vigencia absoluta… Lee aquí la crítica completa
Me casé con una bruja (René Clair, 1942)
Obra maestra del francés René Clair (1898-1981) durante su estancia en EE.UU. durante la II Guerra Mundial. Nueva Inglaterra, siglo XVII. Jonathan Wooley, un predicador, condena a una joven bruja y a su padre a ser quemados en la hoguera. La bruja, condena a su vez a Wooley y a su descendencia a ser desdichados en amores, in saecula saeculorum… Lee aquí la crítica completa
La costilla de Adán (George Cukor, 1949)
La guerra de sexos es uno de los temas predilectos de la gran comedia norteamericana que tiene en esta película de Cukor uno de sus hitos. El feminismo ocupa un lugar preferente en esta historia que pasa revista, con un delicioso sentido satírico, a un montón de asuntos relacionados con el matrimonio y las aportaciones de las mujeres a mundos laborales hasta ese momento netamente masculinos… Lee aquí la crítica completa
Me siento rejuvenecer (Howard Hawks, 1952)
Una de las últimas grandes screwball comedies, con un divertidísimo guion en el que participan tres monstruos de la escritura cinematográfica: Hetch, Lederer y Diamond. Un químico investiga un elixir anti envejecimiento. Pero un mono que tiene en su laboratorio se escapa y empieza a trajinar con los tubos de ensayo… Lee aquí la crítica completa
¡Bienvenido, Mr. Marshall! (Luis García Berlanga, 1953)
Clásico entre los clásicos del cine español, cuenta con momentos inolvidables como el de los habitantes del pueblo cantando “Americanos…”. Como el del discurso desde el balcón del alcalde, interpretado por Pepe Isbert (un actor de talento tan particular que hoy día seguro que no le habrían dejado entrar en ninguna academia de actores)… Lee aquí la crítica completa
Los caballeros las prefieren rubias (Howard Hawks, 1953)
Entre un western y un filme épico, Hawks dirigió una comedia romántica musical divertida y alocada que marcó época y todavía mantiene vivo su encanto. Lorelei Lee y Dorothy Shaw, bailarinas de salón, quieren colocar un hombre en sus vidas. Una es rubia, ingenua, superficial y fascinada por el dinero; la otra, morena e inteligente y deseosa de amor… Lee aquí la crítica completa
Mi tío (Jacques Tati, 1958)
Sucesión de gags con un leve hilado argumental que se teje en torno a la relación entre Hulot y su sobrino Gerard, un chaval de nueve años. Gerard sufre las excentricidades de sus padres, unos nuevos ricos hipnotizados por los adelantos tecnológicos de su hogar, la mayoría de ellos bastante absurdos. Con Mi tío, Tati dio una lección de humor de guante blanco, sencillo y apto para todos los públicos… Lee aquí la crítica completa
Uno, dos, tres (Billy Wilder, 1961)
Wilder y su colaborador habitual desde 1959, el brillante Diamond, adaptaron la obra teatral del húngaro Ferenc Molnár, una farsa enloquecida sobre las incoherencias del capitalismo y el comunismo. En esta ocasión contó con un sexagenario Cagney, absolutamente magistral en su registro hiperventilado… Lee aquí la crítica completa
El verdugo (Luis García Berlanga, 1963)
Esta sátira grotesca, mezcla de humor y tragedia, es una de las mejores películas de Berlanga. Más que alegato contra la pena de muerte, es una crítica al aburguesamiento de una sociedad acomodaticia que sería capaz de abdicar de sus principios y asumir el papel de asesino legal con tal de no perder sus privilegios… Lee aquí la crítica completa
¿Qué me pasa, doctor? (Peter Bogdanovitch, 1972)
Tronchante y disparatada screwball comedy tardía (1972) que conserva una frescura extraordinaria. El guion juega una y otra vez con el equívoco de unas maletas a cuadros para armar un monumental enredo que discurre de manera disparatada por las calles de San Francisco. Hay momentos en los que se roza la perfección… Lee aquí la crítica completa
20 comedias clásicas imperdibles: ¿Qué me pasa, doctor? (1955), de Peter Bogdanovitch
La cena de los idiotas (Francis Veber, 1998)
Cerramos la lista con un título más actual (aunque ya ha cumplido los 22 años). La historia recuerda aquellas comedias de Billy Wilder donde todo está milimétricamente calculado, donde parece que no están pasando grandes cosas, cuando realmente estamos presenciando una revolución, cuando se están poniendo bocabajo todas las premisas de las que partíamos… Lee aquí la crítica completa
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