Dragonkeeper: Guardiana de dragones

Dragonkeeper: Guardiana de dragones | El camino de la heroína

· Crítica de Dragonkeeper: Guardiana de dragones | Estreno 19 de abril de 2024.
· Destaca la cuidada ambientación histórica, que contó con el asesoramiento de la Academia de Bellas Artes de Pekín.

Dragonkeeper: Guardiana de dragones es una película de animación enmarcada en el género de aventuras fantásticas, y supone la adaptación de la primera novela de una saga de seis, escritas por la australiana Carole Wilkinson. Este proyecto es el resultado de una ambiciosa coproducción entre España y China, y ha sido dirigido por Salvador Simó, quien ya estaba familiarizado con la animación tras su aproximación a la figura de Luis Buñuel en Buñuel en el laberinto de las tortugas (2018). Dragonkeeper inauguró el pasado Festival de Málaga y estuvo nominada a mejor película.

Este relato de aventuras se sitúa en la China de la dinastía Han, en torno al año 206 a.C. Aunque en épocas pasadas los dragones y los humanos habían sido aliados, paulatinamente fueron encerrándolos en mazmorras, donde ahora solo existe una pareja. Ante los rumores de que la magia de estas criaturas puede proporcionar la inmortalidad, el emperador y su hechicero deciden trasladar al Palacio Imperial a uno de ellos. Tan solo el coraje de Ping, una niña de las montañas, podrá detener los propósitos del hechicero y salvar a los últimos dragones.

Resulta de elogio constatar que Dragonkeeper está imbuido del espíritu de las aventuras cinematográficas clásicas; el propio director confesó su admiración por Los Goonies (1985), En busca del arca perdida (1981) y otros títulos del género de la década de 1980. A su vez, no es difícil encontrar referencias más o menos implícitas en el desarrollo de la historia: desde Mulán, por el protagonismo de Ping en la China antigua, hasta Cómo entrenar a tu dragón por la obvia amistad entre un dragón y una niña, pasando por reminiscencias de Star Wars por la similitud entre la magia de los dragones y la Fuerza, e incluso por Anastasia por la semejanza entre Rasputín y el malvado hechicero antagonista.

Pero, sin duda, Ping es una heroína carismática e idónea para el relato, y su progresiva evolución en el camino del héroe se sigue con interés. Como defecto menor, en ocasiones se extienden demasiado las escenas de diálogo, ralentizando el ritmo y restando acción a la aventura.

Destaca la cuidada ambientación histórica, que contó con el asesoramiento de la Academia de Bellas Artes de Pekín, y la partitura de Arturo Cardelús es encomiable.