Burt Munro: Un sueño, una leyenda

Burt Munro: Un sueño, una leyenda | Mi moto, mi vida

Burt Munro: un sueño, una leyenda, de Roger Donaldson (Trece días, La prueba), se basa en la historia real de Burt Munro, un neozelandés que nunca dejó que se desvanecieran sus sueños de juventud. Después de pasarse toda la vida perfeccionando su moto Indian de 1920, se desplazó desde Nueva Zelanda hasta Bonneville Salt Flats, en Utah, Estados Unidos, donde batió el récord mundial de velocidad en 1967. Nadie ha superado todavía ese récord, y su leyenda sigue viva.

La película se encuadra en ese grupo de historias sobre hazañas deportivas y alabanzas a las posibilidades de la tercera edad, sobre todo cuando se mantiene la mente joven y abierta. Durante el metraje desfila una galería de personajes variopintos, que ayudan al protagonista en su aventura, entre ellos los propios organizadores de la carrera que acaban admirando la perseverancia de Munro.

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Hopkins se lo pasa en grande en esta película que se ve sin esfuerzo, aunque prácticamente todo su desarrollo sea previsible. Hay algunos detalles un tanto estrambóticos y risibles, como su pasión desmedida por las mujeres. En la parte positiva, hay bastante emoción y tensión durante las escenas en las que intenta batir el récord.

Donaldson llegó a entrevistarse con el propio Munro, quien le indicó que «estaba muy orgulloso sobre la idea de una película sobre su hazaña. La primera vez que me reuní con él fue en una noche de invierno en Invercargill en 1971. Apenas se creía que algunos jóvenes cineastas hubieran ido hasta allí desde Auckland para reunirse con un hombre mayor y comentar las posibilidades de hacer un documental acerca de sus hazañas. En su entusiasmo, sacó su vieja motocicleta, una Indian Scout de 1920, del cobertizo de ladrillos de ceniza en que vivía y saltó sobre el pedal de arranque. La máquina empezó a rugir de una forma que parecía que iban a estallarnos los tímpanos…».