Un creíble Costner en Trece días

AL igual que Apolo XIII, el problema de Trece días es que uno conoce el final. Ése es el máximo problema de las películas basadas en hechos reales. Pero al igual que la película sobre la odisea espacial, el interés de Trece días se logra a base de humanizar a los personajes y de confiar el protagonismo no al presidente Kennedy, sino a un subordinado interpretado por Kevin Costner. Es pues una labor no sólo de contar los acontecimientos, sino de retratar el desarrollo vital de un personaje inmerso en ellos.

Trece días también tiene la dificultad de depender en exceso del diálogo. Las escenas avanzan gracias a los diálogos y no por la acción. Esa es su mayor rémora. Cualquier guionista sabe que un personaje no es lo que dice sino lo que hace. «Don’t tell me, show me» («No hables, muéstrame») dicen los americanos. Y aquí la acción son los diálogos. Y aunque éstos se desarrollan de forma ágil, el espectador puede perderse en algún momento, corriendo él detrás de la película en vez de que sea la película la que atraiga al espectador. No significa eso que la historia sea aburrida, sino que por el propio realismo de los hechos ocurridos sería ilógico que la historia fuera de pura acción. A pesar de ello, el guionista consigue un interesante thriller histórico, de intrigas palaciegas, pero aliviándolas de vez en cuando con unas cuantas acciones bélicas de gran espectacularidad. El director resuelve bien las secuencias, componiéndolas en planos cortos y medios, obligado sobre todo por la gran cantidad de escenas de interiores. Kevin Costner (Bailando con lobos) se aleja de sus ataques de megalomanía de Waterworld y Mensajero del futuro, y con más contención -y sobre todo con más humildad- hace creíble su papel de padre de familia y de fiel funcionario.

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La factura es impecable, cuidándose todos los detalles de atrezzo que impregnan el film de un aire realista, sin que eso signifique empobrecerlo, pues a veces se confunde el realismo con la dejadez. En el cine no hay nada tan dificil ni preparado como el realismo, siendo curiosamente la credibilidad el máximo escollo con que se encuentra cualquier director.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Andrzej Bartkowiak 
  • Música: Trevor Jones
  •  Montaje: Conrad Buff
  • País: EE.UU. 
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Reseña
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Escritor de relatos de terror y misterio, y guionista de cine y televisión. Admirador de Ford, Kurosawa, Spielberg y Hitchcock, no necesariamente en este orden