Moon: A la sombra

En un futuro no muy lejano la tierra vive y funciona gracias al Helio3, combustible que la compañía Lunar Industries extrae de la cara oscura de la Luna. Allí vemos al solitario Sam Bell, a punto de concluir su contrato de tres años con la gran empresa, preparándose para regresar a la Tierra. Sam vive solo en la base lunar, con la única compañía de Gerty, un ordenador que controla todos los procesos mineros y cuida de él.

Moon es una pequeña gran película realizada con pocos medios pero con talento. Marca el debut de Duncan Jones, hijo del cantante David Bowie, como director y co-guionista, un buen debut. Moon es, no intenta ocultarlo, heredera de 2001: Una odisea del espacio. Los decorados, el protagonista y el robot, todos han sido influenciados por la obra de Kubrick.

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Pero hay que reconocer que el parecido es simplemente superficial. La historia de Duncan Jones habla de la condición humana, de qué es ser humano, y en eso se parece más a Blade runner que a la historia de Arthur Clarke; y también habla de empresas y malas artes empresariales, como tantas otras películas.

El tempo es lento, demasiado lento para un público ávido de sensaciones, pero Duncan Jones sabe despertar y mantener viva la curiosidad del espectador hasta el momento en que surge la sorpresa, y entonces la historia vuela. La película es inteligente y cuenta con un soberbio Sam Rockwell, que lleva el peso de la película en solitario, y nunca mejor dicho -acompañado por la voz de Kevin Spacey, el amable e inquietante Gerty.

Ficha Técnica

  • Reino Unido, 2009
  • Gary Shaw
  • Nicolas Gaster
  • Clint Mansell
  • Sony
  • 97 minutos
  • Jóvenes
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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.