Yasuhiro Ozu: escritos | El cine japonés lleva años en alza en occidente, los recientes éxitos de Koreeda han contribuido a ello. Hace dos años en Cannes los entrevistadores, uno tras otro, insistieron en compararle con o en encontrar trazas de Ozu en su obra.
Yasujiro Ozu, lo saben los cinéfilos, pertenece al primer triunvirato del cine nipón, junto a Akira Kurosawa y Kenji Mizoguchi y, como sucedió con el triunvirato romano, todo el mundo conoce a Kurosawa, a todo el mundo le suena Mizoguchi, y lo ignora todo -o casi todo- de Ozu; y sin embargo, a la larga, ha sido Ozu el más influyente, y no solo en Japón: Aki Kaurismaki, Jim Jarmusch, Abbas Kiarostami, Claire Denis, Víctor Erice, Hirokazu Koreeda y Wim Wenders se consideran deudores suyos; Wenders realizó un documental homenaje, Tokio-Ga (1985), en su honor.
Yasujiro Ozu nació en 1903, el 12 de diciembre. Murió sesenta años después, el día de su cumpleaños. En su momento fue considerado el más occidental de los directores japoneses, posteriormente se le consideró el más japonés de los directores japoneses. Él se consideraba un simple artesano que aspiraba a llegar a ser «un buen artesano». Era un hombre al que gustaban las rutinas cotidianas; pero/y que al mismo tiempo toda su vida luchó por alcanzar la perfección.
Su obra, conservada casi entera, consta de más de cincuenta títulos que comienzan en 1927, cuando el cine solo era silente. Durante casi diez años siguió rodando películas mudas, cuando en buena parte de Japón se rodaban películas habladas, y se proyectaban películas extranjeras habladas. Eso no impidió que la revista Kinema Jumpo eligiera en esta época, más de una vez, una obra suya como mejor película del año.
Ozu será recordado principalmente por las películas de la década -en sentido amplio- de los cincuenta, en la que está en la cumbre de su arte, desde Primavera tardía (1949) a El sabor del sake (1962). Una obra fascinante de una aparente simplicidad que ha provocado admiración y abundante literatura. Por ello la edición de sus diarios, primero, de sus escritos, después, viene a punto para entender algunas de sus claves.
Los diarios no son una obra literaria, son breves anotaciones sobre los acontecimientos del día que repasan hábitos, gustos, amistades, familia y trabajo. Fueron editados primero en Japón, después en Francia. Nuria Pujol ha realizado una edición interesante: evita las redundancias y se centra en todo lo que se refiere al cine en un sentido amplio. Se puede decir que no falta nada que puede interesar, a menos que uno pretenda escribir una biografía exhaustiva. Ha completado el texto con una abundante y muy necesaria colección de notas, que no estorban la lectura.
En estos diarios se encuentran perlas como «Pensándolo bien, toda mi ambición estriba en convertirme en un buen artesano» (20.II.1933). «Empezar de nuevo cada día lo mismo, en el mismo orden, con el mismo desinterés. No hay nada de extraordinario en esta actitud, que recuerda a la del pescador con su caña. Y, sin embargo, me gusta mucho» (22.XI.1933).
En estos diarios aparecen los guiones que escribió, quiénes le ayudaron en su elaboración, las influencias literarias y artísticas que tuvo, cada rodaje, día a día, plateau por plateau, hasta la edición y sonorización de los mismos, y un juicio sobre el resultado. Al tiempo que comenta o critica, muy brevemente, cada una de las películas que veía, nacionales o extranjeras. Algunos de sus comentarios pueden sorprender. No así su magnífico conocimiento del cine occidental y de Hollywood, y su predilección por Lubitsch.
Lo único que realmente se echa de menos al revisar esos diarios es la posibilidad de leer las entrevistas o artículos suyos que menciona. Felizmente esa laguna ha sido recientemente subsanada, con una selección de textos que van de 1931 a 1962, merced a un trabajo de investigación de Hiromi Yagi. La selección, del mismo investigador y de Franco Picollo, tiende a dar relieve a aquellos textos que permiten comprender mejor el cine de Ozu, en particular su manera de enfrentarse a tópicos como «el lenguaje cinematográfico», «el starsystem» o su propia opinión sobre su estilo.
Antología de los diarios de Yasujiro Ozu
Núria Pujol, Antonio Santamarina (ed.)
Generalitat Valenciana (2006). 357 páginas
La poética de lo cotidiano. Escritos sobre cine
Prefacio de DarioTomasi, e introd. de Franco Picollo y YagiHiromi
Ed. Gallo Nero (2017). 240 páginas