Las sombras del horror. Edgar Allan Poe en el cine
Las sombras del horror. Edgar Allan Poe en el cine es un homenaje que la editorial Valdemar quiso realizar con ocasión del bicentenario del escritor norteamericano. Antonio José Navarro reúne en esta antología textos de Vicente Muñoz Puelles, José María Latorre, Roberto Cueto, Pilar Pedraza, Jesús Palacios, Montserrat Hormigos y Ángel Sala. Se trata de una colección de textos variados, eruditos, amenos e interesantes, lo que no es poco decir.
Poe es una referencia obligatoria en el género fantástico y de terror, y un poeta influyente en todas las corrientes artísticas desde mediado el siglo XIX; Baudelaire, Mallarmé, Oscar Wilde y tantos otros declararon abiertamente su admiración por él; su influencia fue creciendo a medida que avanzaba el siglo XX, cuando los grandes medios de comunicación transmitieron a las masas una imagen, inexacta, de un poeta borracho, triste y acosado por fantasmas que el psicoanálisis popularizaría.
El cine ha destacado la importancia que tiene lo visual en su obra, la fuerza plástica de sus relatos y poemas, que han inspirado libremente diversos largometrajes, y la capacidad evocadora de sus imágenes.
Los diversos ensayos Las sombras del horror. Edgar Allan Poe en el cine arrojan una interesante luz, tanto sobre el Poe histórico y el origen de la leyenda del genial borracho, como sobre la imagen que han transmitido las películas acerca de su vida y su obra; y la influencia de Poe, en algunos casos más en el fondo que en la forma, en diversos artistas.
El personaje de Poe aparece en pantalla desde, al menos, 1915 (The Raven, de Charles Brabin). Este volumen también presenta algunas obras sugerentes pero bastante desconocidas para el común de los mortales: The Loves of Edgar Allan Poe (1942), de Harry Lachman; El espectro de Edgar Allan Poe (The Spectre of Edgar Allan Poe, 1974), de Mohy Quandour; o Danza macabra (Castle of Blood, 1964), de Sergio Corbucci y Antonio Margheriti.
En cuanto a sus relatos, empezaron a ser adaptados desde los primeros días del cine e inspiraron a cineastas de todas las latitudes y tendencias artísticas: Jules Dassin (The Tell-Tale Heart, 1941), Robert Florey (Doble asesinato en la calle Morgue –Murders in the Rue Morgue-, 1932) o Edgar G. Ulmer (Satanás –The Black Cat-, 1934). Un capítulo importante está dedicado, no podía ser menos, a las adaptaciones que realizara Roger Corman y protagonizara Vincent Price. El hundimiento de la Casa Usher (1928), de Jean Epstein, aparece como referencia obligatoria del ciclo de Poe en la pantalla grande, una rara obra que se acerca al film d’art.
Alegra ver que este elenco no ignora las adaptaciones de Poe realizadas por cineastas del ámbito hispánico, como Manicomio (1954), de Luis María Delgado y Fernando Fernán Gómez, Obras maestras del terror (1960), de Enrique Casares, o El jugador de ajedrez (1981), de Juan Luis Buñuel.
Las sombras del horror. Edgar Allan Poe en el cine
Antonio José Navarro (ed.). Valdemar. Madrid, 2009. 272 páginas. 15,90 €.
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