Entre copas

Entre copas: Vinos de California

Esta road movie, una especie de Thel­ma & Louise en versión masculina, ha obtenido recientemente un Oscar al me­­jor guión adaptado. Miles (un profesor que quiere ser escritor y lleva un año divorciado) y Jack (un actor de TV en declive que está a punto de casarse con la hija de un mag­­nate inmobiliario) emprenden un viaje enológico por la zona vitivinícola de Califor­nia. La idea es tomar el aire, catar vinos y jugar al golf para despedir la soltería de Jack.

Payne (Nebraska, 1961), director de A pro­pósito de Schmidt, adapta una novela de Rex Pickett en la que el vino actúa como catalizador de una historia tragicómica sobre dos hombres muy distintos que, puestos a com­partir algo, compiten en patetismo. Mi­les, sensible y soñador, está deprimido por los fracasos personales y profesionales. Al vividor Jack (gran trabajo del actor televisivo Thomas Haden Church), lo que no pasa por el bajo vientre le desconcierta, y parece que la cercanía del matrimonio no va a cambiar ni poco ni mucho su adscripción al hedonismo militante. En sus andanzas vitivinícolas conocerán a Maya y Stephanie, dos ami­gas, mujeres ya maduras, que entienden de vino y de penas.

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Lo que en principio no saldría del territorio de la comedia desmadrada (hay un buen puñado de situaciones gruesas y de diálogos groseros) se convierte gracias a un buen guión y a una estética muy cuidada (la planificación es sencillamente soberbia) en una tristísima película en la que se ha querido aliviar al espectador con muchas situaciones hu­morísticas, algunas muy divertidas, otras bastantes chuscas. Entre copa y copa se va poniendo de relieve la tremenda soledad de unos seres marchitos y a la deriva, que escapan de sí mismos haciéndose compañía. Unos magníficos actores con notable vis cómica (Giamatti es un eje muy eficaz porque imprime enorme naturalidad a lo que dice) componen una película interesante sobre temas interesantes, que con menos sal gruesa y menos metraje hubiera sido mucho mejor.