Half Nelson

Half Nelson: Acompañado ante el peligro

Esta película podría haber sido una más de esas cintas sobre drogadictos que no interesan a casi nadie porque ya no vale eso de que «es interesante porque es un retrato muy veraz y tal y cual». Tam­bién otro jalón del subgénero sólo ante la pizarra, con tiza y borrador y 25 cafres a la espalda.

Ryan Fleck y la coguionista y productora Anne Boden saben llevar su primer largo por un vericueto no especialmente original pero sí sugestivo. La historia procede de un cortometraje con el que ambos ganaron el premio del jurado en Sundance 2004. El galardón les permitió escribir el guión con el apoyo del pro­gra­ma de cine en construcción del festival de Don Roberto Redford (se le nota a la pe­lícula, mucho, el aire Sundance).

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Dan Dunne (magnífico Ryan Gosling, aspirante al Oscar, ojo a este actor porque es bue­no, muy bueno) es un profe de historia trein­tañero. El tipo tiene talento y carisma con los chicos de la ESO, pero está más zum­­bado que el pecho de King Kong. Su vi­da es una cuesta abajo, que las drogas (qué manera de arruinar vidas y familias) aceleran. Sin novia, malvive solo, marchi­tándose día a día. En clase, donde renace un po­co, tie­ne a una alumna de 13 años, Drey. Cuan­do coincidan en una situación embarazosa, ambos tendrán que cambiar de jugada y plantearse si dar una patada al tablero al que parecen predestinados por herencia familiar.

Un Half Nelson en el argot de la lucha li­bre es una llave inmovilizante de la que es im­posible librarse. Es la metáfora que usa es­ta pe­lícula para hablar de libertad, determinismo y pre­sión ambiental. Bien rodada, sencilla y directa, no es nada del otro mundo pe­ro se ve bien. Lo mejor las interpretaciones, ambas ganadoras de sendos Independent Spi­rit Awards.