Nieva en Benidorm

Nieva en Benidorm: Be Happy

· Timothy Spall es un actor prodigioso, adelgazado le vemos como prototipo de hombre gris, ciudadano cumplidor que se encuentra fuera de lugar y hace un descubrimiento a cada paso.

Peter Riordan tomó el avión y fue a Benidorm a ver a su hermano, pero éste había desaparecido. Eso es todo. Bueno, en realidad hay un poco más; una presentación muestra quién es Peter Riordan, un empleado de banca en Manchester, solterón y metereólogo aficionado y, fundamentalmente, buena persona. Cuando lo prejubilan decide viajar a España para estar una temporada con su hermano a quien lleva años sin ver. Luego tenemos la búsqueda del hermano y lo que le sucedió, principalmente descubrir quién era su hermano, y descubrirse a sí mismo.

No es la mejor película de Coixet (La librería, Nadie quiere la noche), pero sí una obra muy digna, interesante y esencialmente coixetiana, una historia íntima plagada de alusiones y sugerencia, con un toque onírico que tiene mucho que ver con el carácter y la geografía de Benidorm. El tema real de la película, como no podía ser menos, es la búsqueda de la felicidad. El día de su jubilación Peter se da cuenta, o eso le parece, de que ha perdido -malgastado- su vida. El viaje a Benidorm tiene el tono de los viajes iniciáticos de los cuentos, pero en este caso es el de alguien de casi la tercera edad, no de un joven. Allí, a través de mil peligros, reales o imaginarios (Benidorm de noche es imaginario, de día irreal), cumple una sagrada misión y tal vez encuentra el amor de su vida y aquello que puede dar sentido a los días que le quedan.

Timothy Spall es un actor prodigioso, adelgazado le vemos como prototipo de hombre gris, ciudadano cumplidor que se encuentra fuera de lugar y hace un descubrimiento a cada paso. Sarita Choudhury cumple la doble función de guía en ese particular laberinto (por no decir infierno de Dante), que tiene un punto de mujer fatal. Junto a ellos aparece Carmen Machi como… inspectora de policía, y lo borda, al tiempo que aporta su particular gracia.

Nieva en Benidorm es una obra personal en la que resulta evidente que la directora y su equipo han disfrutado, han experimentado y han dejado que la imaginación se dispare. Por ello es una obra algo errática, pero consigue una coherencia y un tono agradable que lleva impícito un mensaje: intenta ser feliz.