BSO Nunca me abandones
BSO Nunca me abandones | En 1996 se convirtió en la primera mujer en ganar un Oscar en solitario por componer la banda sonora de la adaptación cinematográfica de Emma (antes ya había recibido un premio ex aequo de la Academia Carmine Coppola junto con Nino Rota por El padrino II en 1974). Rachel Portman (Haslemere, Inglaterra 1960) ha compuesto un total de 86 bandas sonoras para cine y televisión (a este último medio dedicó 10 años en los inicios de su carrera, en 1982). Como suele suceder en compositores tan prolíficos, la obra de Portman tiene algunas aportaciones de indudable personalidad como las bandas sonoras de Chocolat, Las normas de la casa de la sidra o La leyenda de Bagger Vance, junto con otras composiciones más anodinas. La música de Nunca me abandones se queda a mitad de camino, pero tiene la suerte de pertenecer a una de esas películas notables que desgraciadamente pasan desapercibidas.
La película de Mark Romanek (Retratos de una obsesión), adaptación de una de las mejores novelas de Kazuo Ishiguro (Lo que queda del día, Los inconsolables, Un artista del mundo flotante) es una cinta de una gran belleza dotada de una poderosa melancolía. Quizá ese sea el problema, es una película triste, muy triste y demasiado reflexiva para ser un taquillazo, a pesar de contar con un casting envidiable: Keira Knightley (que muestra una vez más lo limitada que es como actriz), Carey Mulligan y Andrew Garfield (que vuelven a demostrar su enorme proyección).
Gran parte del impacto emocional de la película se debe a la banda sonora. Una música quizá demasiado reiterativa (el tema principal de cello es recurrente en casi todos los temas de la cinta), pero que se te queda grabado en la memoria junto con la sensación de soledad que transmite la historia.
Como ya es habitual en esta compositora, el piano tiene un papel protagonista en los momentos de clímax. En este caso el principio y el final (magníficos, con Carey Mulligan observando lo efímero de la existencia humana que se lleva el viento) están marcados por el paso del piano al cello. Esta sucesión de instrumentos refleja el tono de la película, que va de la esperanza de un mundo idílico pero artificial (ambientado musicalmente en los temas Bumper crop y To the cottages, en los que el violín ocupa un papel secundario) a la profunda amargura de las promesas incumplidas.
El título de la novela proviene de una canción (creada para enmarcar la historia) cantada por una hipotética cantante americana. Esa canción es el único tema cantado de la banda sonora, una balada al estilo del soul afroamericano de los años 60 que incide en el deseo humano de ser querido para siempre.
BSO Nunca me abandones
Autor: Rachel Portman. Sello: Lakeshore Records Duración: 44 min.
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