Operación Bebé Oso

Operación Bebé Oso: Elecciones en el bosque

· Crítica de Operación Bebé Oso | Estreno 6 de octubre de 2022.
· Destaca la enseñanza sobre la amistad y el cariño que todo el mundo necesita, el espíritu de superación y la entrega por un ideal.

Hace casi tres años Vasiliy Rovenskiy y Natalya Nilova nos presentaron al oso Mic Mic y a su gran amigo y creador de problemas la liebre Óscar. Esta pareja vivió la gran aventura de entregar un bebé panda a sus padres. La Operación Bebé Oso es una historia similar, y sus autores dan por supuesto que los jóvenes espectadores recordarán aquella aventura y a sus protagonistas, lo que no siempre será el caso.

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Aparte de eso, esta película es algo más compleja que la anterior: va a haber elecciones en los grandes bosques de América y John Grizzly, un gran oso, se va a presentar para que don Buitre y sus carroñeros dejen a los animales libres y en paz. Un problema legal favorece al buitre: el reglamento exige que los candidatos sean padres de familia y John Grizzly y su esposa llevan tiempo esperando a un bebé que, por algún error del servicio de cigüeñas, todavía no ha llegado. Queda una semana para las elecciones y don Buitre va a asegurarse de que el bebé no llegue a los grandes bosques antes de su reelección. Mientras tanto, el osezno aterriza en la puerta de la casa de Mic Mic.

Vasiliy Rovenskiy y Natalya Nilova han realizado una secuela calcada del original. Aunque hay que reconocer que ésta es más elaborada. La fábula política facilita una serie de subtramas interesantes: corrupción, traición, arrepentimiento, perdón, explicado de una manera fácil de entender para los más pequeños. Destaca la enseñanza sobre la amistad y el cariño que todo el mundo necesita, el espíritu de superación y la entrega por un ideal. La acción es sencilla pero incesante.

La animación es correcta, apañada en sus movimientos, bella en sus colores; pero las imágenes, a fuerza de claridad, pecan de simples, lo mismo que algunos gags, demasiado fáciles de prever. Claramente los autores están pensando en un público concreto, muy joven, posiblemente de tres a seis años. Con todo, algunas secuencias -el viaje en globo y los sueños de los pasajeros- son brillantes.