Somos gente honrada

Somos gente honrada: Hundirse o flotar

Suso y Manuel son dos amigos de toda la vida que, a falta de trabajo, dedican el tiempo a pescar y a comentar sus desgraciadas vidas. Un día encontrarán flotando en el mar un paquete de droga que les ofrecerá la posibilidad de dar un giro radical a su situación económica.

Alejandro Marzoa nació en Vigo pero se formó profesionalmente en Barcelona. Su primera película la pro­ducen El Terrat (Barcelona) y Vaca Films (La Coru­ña), y en ella vemos la autenticidad de las relaciones hu­manas que ya estaba en sus cortometrajes más premiados (Temporada 92-93, Amistad).

En la escritura, Marzoa ha contado con Miguel Án­gel Blanca -con quien trabajó en sus cuatro cortos- y Juan Cruz, co-director de Tapas. La película recoge un tema muy actual: el conflicto moral de una persona que lo está perdiendo todo (dinero, trabajo, familia), se hunde y, de repente, encuentra un salvavidas ilíci­to, pero totalmente eficaz.

Somos gente honrada se presentó hace unas semanas en el Festival de Málaga, donde hace dos años ga­nó la cinta 5 metros cuadrados. Estas dos películas tie­nen diferente temática pero ambas hablan de lo mis­mo: la dificultad y la valía de ser una persona honrada en tiempos difíciles.

Marzoa utiliza un lenguaje cinematográfico muy cer­cano, con una planificación sencilla, buenas locali­za­ciones de la ciudad de La Coruña y sus alrededores, ac­tores cómicos muy auténticos (como Miguel de Lira y Paco Tous, que cambia el registro habitual que le he­mos visto en Los hombres de Paco) y secundarios bien definidos (el todoterreno Unax Ugalde, el divertido Xulio Abonjo, que hemos podido ver en la webse­rie Entre pipas, o la joven Manuela Vellés, que re­presenta el futuro mejor que un padre actual quiere pa­ra sus hijos).

La música también es un componente fundamental pa­ra controlar el ritmo dramático que está muy ajusta­do a un metraje perfecto. El cocktail musical es muy va­riado, ya que Marzoa mezcla canciones tan variadas co­mo Gente honrada, de Estopa, y el clásico romántico pa­ra adolescentes nostálgicos Tú, de Umberto Tozzi.

La mezcla funciona a la perfección en su combinación de autenticidad y optimismo, un antídoto necesa­rio en tiempos de crisis, que te hace salir del cine con la ilu­sión de ser una buena persona. Quizás falta algo de chis­pa al humor, algo de profundidad al recorrido de los personajes, pero esta pequeña opera prima nos des­cubre a un autor al que sin duda habrá que tener en cuenta.