Toda la culpa es de mi madre: Sin novedades y en falsete

Cecile Telerman (¿Por qué las mujeres siempre queremos más?) escribe y dirige un drama, curiosamente publicitado como comedia, sobre las desavenencias de una peculiar familia francesa. La madre, interpretada por Charlotte Rampling, es una altiva mujer que critica sin consideración a su marido y a sus tres hijos. El mayor es un nefasto empresario acomplejado por el éxito de su padre. La hija mediana, instalada ampliamente en la treintena, sigue comportándose como una adolescente desenfrenada, mientras que la pequeña, enfermera, mantiene un idilio con un médico casado y se dedica a echar las cartas al resto de sus familiares. En esa jaula de grillos el único personaje que conserva un poco la cordura es el padre, un segundón que pactó, hace muchos años, con ser un cero a la izquierda.

Lo peor de Toda la culpa es de mi madre es que no hay nada novedoso: ni en la historia, ni en su planteamiento, ni en la manera de contarla. Los actores son solventes pero esto no es suficiente para salvar una película llena de lugares comunes -el supuesto terrible secreto de la familia y la manera de descubrirlo es de asignatura de guión para alumnos de la ESO-, carente de la más leve pizca de sentido del humor y con un fondo tan desesperanzado como falso y artificial.

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Lo mejor: La solvencia de los actores.

Lo peor: Todo lo demás.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Robert Alazraki
  • Montaje: Marie Castro
  • Música: Jacques Davidovici
  • Duración: 100 min.
  • Público adecuado: +18 años
  • Distribuidora: Golem
  • Francia (Quelque chose à te dire), 2009
  • Estreno: 18.12.2009
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