Manhunt: Unabomber

Manhunt: Unabomber | En la mente del asesino

Manhunt: Unabomber | “Ella fue la primera”, como decía aquella vieja publicidad de Tiburón (1975). Y la primera fue Clarice Starling. Con ella descubrimos que el F.B.I. tenía una academia en Quantico, Virginia, rodeada de espesos bosques, donde había alumnos, quizás lo más sensibles y apocados, que soñaban con corderos silentes, y que aprendían a hacer perfiles psicológicos de los asesinos en serie para luego prestar servicio en algo que se llamaba la Unidad de Análisis de la Conducta.

Mucho le debe el thriller moderno a la creación de Thomas Harris. Tras Hannibal Lecter y Buffalo Bill, llegaron muchos más psicópatas, algunos imaginados como el John Doe de Seven (David Fincher, 1995), y otros reales como el asesino que enviaba a los periódicos cartas cifradas en Zodiac (Fincher, 2007).

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El Unabomber fue real y también mandaba cartas. Y no solo cartas. Entre 1978 y 1995 envió paquetes por correo que contenían bombas caseras fabricadas por él mismo y que causaron innumerables muertos y heridos, además de provocar el pánico entre la población estadounidense.

Esta miniserie de ocho capítulos narra la compleja investigación a que dio lugar el caso, y lo hace con detalle, tanto desde el punto de vista del F.B.I. como desde la perspectiva del propio terrorista. Se centra en los esfuerzos del principal investigador, el agente James Fitzgerald, por capturarle. Fitzgerald es un perfilador criminal formado en Quantico, que deberá utilizar una herramienta revolucionaria y no muy bien vista por sus superiores, la lingüística forense.

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La crítica completa de esta serie se publica en el monográfico nº3 de FilaSiete (Screwball Comedy). Esta revista en papel se puede adquirir por compra directa o visita nuestra tienda.