Abominable

Abominable: Viajando con el Yeti

Abominable comienza en picado; un encantador Yeti, encantador por simpático y porque tiene magia, se escapa de su prisión en un laboratorio, en una ciudad china (Shangai); de alguna manera logra llegar a la azotea de un edificio donde lo encontrará Yi, una adolescente que trabaja muy duro para ahorrar algún dinero: quiere hacer realidad el sueño de su querido padre, recientemente fallecido, un gran viaje por China. El resto es fácil de suponer, Yi y el Yeti, a quien llamará Everest, harán un largo y peligroso viaje hasta el Himalaya. En el camino se les unen dos vecinos de Yi: Peng, infantil y juguetón, y Jin, apuesto y presuntuso.

Creo que esta es la quinta película de animación con Yeti que hemos visto en los últimos doce meses, sin duda es la mejor animada pero no la mejor historia. Este Abominable, coproducción de Dreamworks y del Pearl Studio chino, ha sido confiado a Jill Culton (Colegas en el bosque). El guion, también de Culton, ha sido concebido como un producto de laboratorio destinado a un público muy amplio, es decir, con poca personalidad y mucho cliché; hasta los problemas de Yi y sus dos amigos son tratados de fórma muy simple: superación de problemas, amor a la naturaleza, amistad.

La factura es magnífica, los agrestes paisajes chinos son impresionantes, máxime porque pocas veces los hemos visto. Pero la historia es escasa y los préstamos de Cómo entrenar a tu dragón y de otras películas, recuerdan que trabajamos con recetas. Claramente Dreamworks no ha querido arriesgar y se mueve por senderos que no le presentan la mínima dificultad. Al final las mejores secuencias son aquellas centradas en la naturaleza y la música; en todas ellas aparece la hermosa, aunque desconcertante, magia del yeti.