Avatar: Entrevista con James Cameron
James Cameron: «Todas mis películas, como Avatar, podrán haberse beneficiado del 3D, por lo tanto es una extensión natural de mi oficio de cineasta».
Avatar, la nueva película del director James Cameron, se considera uno de los proyectos cinematográficos más esperados de la reciente historia del cine. Siendo su primer filme narrativo desde que realizó Titanic (1997), Avatar constituye la realización de un sueño que Cameron tuvo hace mucho tiempo de fusionar el formato digital 3-D estéreo con una historia de carácter épico que se exhibiera en la gran pantalla.
Usted ha trabajado en 3-D anteriormente y ha sido un verdadero divulgador de esta técnica. ¿Qué es lo que añade este formato al aspecto creativo de un proyecto cinematográfico?
James Cameron/ Yo creo que Godard se lo sabía a la perfección. El cine no es una verdad 24 veces por segundo, es una mentira 24 veces por segundo. Los actores pretenden ser personas que no son, un día simula la noche, un paisaje árido pretende ser húmedo, la ciudad de Vancouver pasa por ser Nueva York… Todo es una ilusión, pero el premio es para quienes consiguen que la fantasía sea más real, más visceral y más reconocible por el público. Esta sensación de realidad se refuerza enormemente gracias a la ilusión estereoscópica.
Todo el conjunto de personajes, diálogos, diseño de producción, fotografía y efectos especiales debe orientarse a producir la ilusión de que lo que estás viendo está realmente pasando. De hecho, todas las películas que he trabajado anteriormente podrían haberse beneficiado absolutamente del formato 3-D, por lo tanto, creativamente, yo considero esta técnica una extensión natural de mi oficio de cineasta.
¿Cree usted que es posible realizar una película demasiado dependiente del 3-D teniendo en cuenta la economía de la actual industria del cine? Y en caso afirmativo, ¿cómo lo afronta usted?
J.C./ No creo que se sepa todavía lo que representa económicamente el 3-D. Dependerá del número de pantallas y del número de cineastas que quieran rodar en este nuevo entorno.
Creo, en cualquier caso, que es un error basar el éxito de una película en el formato 3-D, ya sea estética o comercialmente. Debe venderse por sus valores (reparto, guión, etc.) y el espectador debe estar informado de que puede comprar ese filme tanto en 2-D como -pagando un poco más- en 3-D. Si los nuevos medios de comunicación de la última década nos han enseñado algo es que a la gente le gusta tener opciones y asumir el control.
¿Qué diferencia hay al rodar en 3-D?
J.C./ En Avatar no he sido consciente de haber variado mi forma de rodar al hacerlo en 3-D. Simplemente estoy aplicando el mismo estilo de siempre. De hecho, después del primer par de semanas dejé de mirar lo rodado en 3-D mientras estaba trabajando, aun cuando las cámaras digitales te permiten el visionado en estéreo en tiempo real.
Dicho esto, yo no desdeño una buena escena en 3-D siempre y cuando no interrumpa el ritmo narrativo, y hay un par de ajustes menores que se han de hacer en la iluminación y en la disposición de la cámara para crear una ligera y discreta experiencia estéreo. Una vez se aprenden estos pocos trucos ya no se piensa mucho en ellos.
Actualmente la técnica 3-D se está utilizando mucho más en películas que tienen alguna espectacularidad. Pero hay quien se pregunta si realmente el 3-D puede mejorar el impacto de historias sustentadas en personajes. ¿Cuál es su opinión en cuanto a la forma en que el 3-D cambia la forma de ver la interpretación de los actores?
J.C./ Quiero rodar una pequeña película dramática en 3-D precisamente para comprobar esa cuestión. En Avatar hay una serie de escenas realmente dramáticas, no hay acción, no hay efectos. La interpretación de los actores está muy bien, y de hecho parece reforzarse en el visionado en estéreo. Por lo tanto, yo creo que también podría funcionar en un drama de larga duración. Sin embargo, realizadores y estudios tendrán que sopesar el coste añadido de filmar en 3-D frente al aumento de valor comercial de este tipo de películas.
Sólo hemos podido ver un proceso enteramente digital en funcionamiento.
J.C./ Yo lo vengo haciendo desde 2001.
¿Y qué piensa usted acerca de un proceso completo en 3-D?
J.C./ No se necesita estar en 3-D en cada fase del proceso. Y ya que tu trabajo se va a ver tanto en 2-D como en 3-D, probablemente es más conveniente mientras tanto hacer la mayor parte del trabajo en 2-D. Yo suelo hacer los cortes con una Avid normal, y únicamente cuando la escena está perfectamente cortada mandamos las pistas de vídeo de ambos lados al servidor de la sala de visionado, y aquí comprobamos si el corte es el adecuado para el estéreo. Nueve de cada 10 veces no cambiamos nada. Yo mismo me encargo de la mayor parte de las tomas, incluyendo las de cámara en mano, y utilizamos monitores 2-D y objetivos oculares para trabajar. En el plató la reproducción es en 2-D. Una toma se juzga en base a sus valores de interpretación, técnica, iluminación, etc., y no por el efecto 3-D.
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