La atmósfera cautivadora de Downton Abbey
Downton Abbey: Gran parte del mérito lo tiene el equipo de dirección artística. Entre ellos, una risueña Susannah Buxton, artífice del vestuario de la serie.
Downton Abbey | Tiene Downton Abbey la capacidad de cautivar desde los mismos títulos de crédito. Ante nosotros se despliega esa atmósfera de pucheros a fuego lento, el silencio interrumpido por el sonido leve de una campanilla, el gigantesco Van Dyck que preside el comedor pequeño, el periódico planchado que acaba de colocar sobre la mesa un mayordomo con plastrón, y el tiempo detenido a través de los ventanales que se abren desde la biblioteca de Lord Grantham.
Es habitual en estos dramas de época que la ambientación contribuya a que la trama fluya con solidez. Pero sólo en unos pocos se consigue de una manera tan mágica como en la primera temporada de Downton Abbey. Tras dos entregas, esta serie ideada por el actor y guionista Julian Fellowes afronta una tercera que vendrá con el otoño. Hay muchas incógnitas en el aire por resolver. Una de ellas es si esta atmósfera cautivadora seguirá bastando para cubrir las inconsistencias en la historia que se advirtieron en la segunda entrega, donde a veces lo rocambolesco ocupó el lugar de lo trágico.
Sólo un tercio de todo el vestuario de Downton Abbey es completamente nuevo. Buxton comenzó su trabajo ocho semanas antes del rodaje y durante el mismo supervisó cambios de última hora, con trajes que hubo que hacer de nuevo o personajes que se introducían en la serie. “De los vestidos que estoy más orgullosa son precisamente ésos en los que apenas reparas porque forman parte del personaje. Es decir, cuando no parecen actores con vestuario sino gente real”. Cuando la serie terminó de pasarse en el Reino Unido, se dispararon las ventas de guantes largos, perlas, capas y botas de cordones. Y cuando llegó a Estados Unidos, el trabajo de Buxton recibió encendidos elogios de Anna Wintour.
Lady Mary odia el negro. No es la más guapa de las hijas de Lord Grantham, pero es la más hermosa. Es la primogénita, visita Londres a menudo y es la que va más a la moda. Está encarnada por una actriz, Michelle Dockery, que le presta un singular tono de voz. No es extraño que luego se supiera que, además, es cantante de jazz. Lady Sybil es la benjamina, la más atrevida e idealista, que se escapa cada vez que puede a los encuentros de las mujeres sufragistas. Una noche aparece vestida para cenar con pantalones de corte oriental.
Lo mismo ocurre con el lugar, casi siempre un palacio que termina por proyectar sobre los personajes su personalidad imperturbable. Downton Abbey, rodada en Highclere Castle, que se encuentra en el condado de Berkshire, guarda un paralelismo con aquel castillo de Howard, en Yorkshire, de la excepcional adaptación de Retorno a Brideshead (Evelyn Waugh, 1945) para la televisión en los años ochenta.