El cónsul de Sodoma: Una falta de respeto a un gran poeta

Nosotros no tenemos la culpa de tanta desolación. Nosotros somos el público. La desolación es El cónsul de Sodoma, retrato de la disipada vida del poeta Jaime Gil de Biedma en lo que dio en llamarse «la izquierda caviar»: los revolucionarios de salón de los años del franquismo.

La espléndida interpretación de Jordi Mollà (Encontrarás dragones) se pone al servicio de una obscena muestra de depravación, con sexo homosexual explícito, jovencitos filipinos comprados por un puñado de billetes, desnudos integrales, orgías… ¿Para mayores de 13 años? La calificación será una broma de mal gusto, ¿no? El final de un Gil de Biedma derrotado por el tiempo y el vicio, que mira cómo baila un pobre chapero al ritmo de Pet Shop Boys, se pretende bellamente melancólico, pero resulta toda una metáfora del error y el horror. Después de ver la película, las críticas de los familiares se antojan no comprensibles, sino leves. ¿Era esto lo que tenían que decir de uno de los grandes de la poesía española del siglo XX?

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No parece que les haya importado mucho a quienes tenía que importarle. O sí: mejor, más publicidad. ¿Y el pudor? ¿Melindres? ¿Nos gusta el naturalismo? Vale, pero nada de Clarín, Zola o cinéma vérité, estoy de acuerdo. Pero tampoco esto. ¿Por qué no vamos directamente al snuff? Siempre sobrará algún resto de concursante de la Isla de los Famosos.


▲ La interpretación de Mollá, digna de mejor causa.

▼ Mezclar la pornografía con la poesía.

Ficha Técnica

  • País: España, 2009
  • Fotografía: José David Montero
  • Sonido: Daniel Peña, David Rodríguez, Manuel Carrión
  • Duración: 112 min. +13 años
  • Distribuidora: Rodeo Media
  • Estreno: 15 enero 2010
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