Las guardianas: Mostrar lo invisible
· Y si la planificación y el montaje de Las guardianas son esenciales, tanto o más la escritura de los personajes y el trabajo actoral, con grandes intérpretes como la veterana Nathalie Baye.
Como hizo en De dioses y hombres, Xavier Beauvois filma con aire de western y espíritu de tragedia griega el viaje interior de sus personajes. Entonces, un grupo de monjes del monte Atlas que decide quedarse en el monasterio pese a la amenaza del radicalismo islámico. Esta vez, las mujeres que se quedan en los pueblos mientras los esposos van al frente. Siempre, los fuertes, los que resisten.
Aquella, basada en unos dramáticos sucesos reales ocurridos en Argelia en los años 90. Ésta, en una novela de Ernest Pérochon ambientada en la Primera Guerra Mundial. Dos argumentos y dos motivaciones muy diferentes: una, el misterio de la gracia correspondida que tiene como culminación el martirio; la otra, la dignidad que se abre paso en unas estructuras férreas destinadas a la supervivencia.
Un monasterio y un caserón en un pueblo; la tierra -que el director, nacido y crecido en el campo conoce y ama- como testigo de la vida y personaje principal. Ocres y dorados. Siempre el azul. Primerísimos planos, y travellings contemplativos y respetuosos, nada invasivos. Planos generales que recuerdan a Zurbarán, en el caso de los monjes; a Corot, Millet, en Las guardianas. Ritmo pausado, casi reverencial, pero al mismo tiempo naturalísimo.
Guion, rodaje, montaje
No solo la mano de Beauvois es responsable de ambas películas, sino la de un equipo que va haciéndose sólido y en el que destacan la veterana directora de fotografía Caroline Champetier y la montajista Marie-Julie Maille, que firma este último guion con él, y es además su mujer. El exigente trabajo de los tres -basado en algo que el director toma de Truffaut: «el rodaje es la crítica del guion, y el montaje es la crítica del rodaje»- da un resultado coherente y bellísimo, aunque no tan grandioso como De dioses y hombres.
Y si la planificación y el montaje son esenciales, tanto o más la escritura de los personajes y el trabajo actoral, con grandes intérpretes como la veterana Nathalie Baye -en el papel de Hortense Sandrail, a cargo de la granja familiar mientras sus dos hijos están en el frente-, que trabaja con su hija en la vida real, Laura Smet -en el filme, Sonlange, su superficial hija que coquetea con los soldados americanos mientras espera a su marido-. Junto a ellas, y arrebatando toda la luz de los planos, una auténtica revelación, la actriz novel Iris Bry, Francine Riant, joven huérfana que es contratada para ayudar en el campo y que condensa la acción dramática.
Hay quien echa en cara a este director su clasicismo y considera sus películas lentas y mal resueltas. No es así. Beauvois es pausado pero no lento, sus planos largos no responden a la necesidad de llenar minutos sino a algo que es dificilísimo, casi una contradicción en el cine: encontrar un lenguaje visual que sobre la calma de la superficie sea capaz de mostrar la turbulencia de las profundidades.
En estas dos películas, como ocurre con la música, importan y significan tanto las palabras como los silencios. Solo el plano bressoniano de los fragmentos de las manos de Francine y Georges, hijo de Hortense -qué maravillosa elipsis-, rozándose en el dolmen, ya merece una película. O los cruces de miradas entre las tres mujeres. Monjes, mujeres. Para hacer algo así hace falta mucho amor a los personajes.
Ficha Técnica
- Dirección: Xavier Beauvois,
- Guion: Xavier Beauvois, Marie-Julie Maille, Frédérique Moreau,
- Intérpretes: Olivier Rabourdin, Laura Smet, Nathalie Baye, Iris Bry, Yann Bean, Cyril Descours, Ophélie-Marion Debiais,
- Fotografía: Caroline Champetier
- Montaje: M.-J. Maille
- Música: Michel Legrand
- Duración: 134 min.
- Público adecuado: +16 años (X)
- Distribuidora: Wanda
- Francia (Les gardiennes), 2017
- Estreno: 22.6.2018