La casa de papel
La casa de papel

La casa de papel: máscaras para encontrar a la persona

«Pasamos los primeros veinte años de nuestra vida decidiendo qué partes de nosotros mismos debemos meter en el saco y ocupamos el resto tratando de vaciarlo»
Robert Bly

Riesgo, intriga, mentiras, amor, desamor, miedos, dependencias… La casa de papel es una serie car­gada de sorpresas y suspense generada por una banda de nueve atracadores que se ocul­tan bajo un seudónimo, pretendien­do no establecer vínculos afectivos ni entre ellos ni entre las víctimas.

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Con miedo a ser descubiertos en su propia debilidad, cada uno esconde una historia cargada de sufrimiento, de heridas y miedos, en definitiva, de humanidad. Por­que en ellos se puede ver el deseo profun­do del ser humano, la felicidad. Debajo de sus caretas y seudónimos se esconden co­razones dispuestos a hacer lo que haga fal­ta para dejar de mirar al pasado y poder mi­rar al futuro con esperanza. Detrás del de­lito existen historias que ponen lógica a sus actos, pero que precisamente quieren dejar atrás para mirar hacia delante.

En sus mecanismos de defensa, como la ra­cionalización, la distancia afectiva, agresividad y proyección, se esconde un gran sen­timiento de debilidad que, in­ca­pa­ces de mi­rar, transforman en conductas que les lle­van a vivir en continua lucha con el entorno y las personas que les rodean. Detrás del poder, la fuerza y actitud de­fensiva de al­gunos, que les da cierta auto­ridad en el gru­po, se esconde gran in­seguridad.

Sin embargo, a medida que avanza la se­rie vemos la necesidad de cada uno de mos­trarse, de enseñar su yo más auténtico, le­jos de caretas y seudónimos. La situación de riesgo y la precariedad infieren en cada uno de forma diferente. En unos re­fuerza sus defensas y sus miedos debido a que interiormente se ven más débiles y a otros les lleva a sacar su yo más auténti­co, conectando con sus fortalezas y por lo tan­to atis­bando en el horizonte la meta de­seada.

La casa de papel
La casa de papel

Con esto, y sin hacer un juicio moral del ac­to delictivo, quiero decir que toda per­sona tiene una historia que explica y pone lógica en el presente. Es como el dic­cionario de nuestra vida, nos permite en­tender el origen de nuestros comporta­mien­tos aportando humanidad en las relaciones y permitiendo descubrir lo profundo de cada persona.

En esta serie podemos dejarnos empapar de la venganza, el miedo, el odio, el re­sentimiento, pero a la vez podemos atisbar y recuperar el deseo de felicidad, de per­dón, la búsqueda del amor verdadero y de una vida digna. Mira más allá, no juz­gues por las apariencias, que más allá es­tá la originalidad del ser humano donde pue­des descubrir la esencia más auténtica y profunda del hombre.

En La casa de papel pretendían dejar a un lado lo humano, buscando cumplir un ob­jetivo obviando las relaciones per­so­nales y sus deseos más profundos, sintién­do­se autosuficientes. Sin embargo, se ha­ce patente la dimensión relacional del hom­bre, fundamental para nuestro crecimiento y desarrollo personal, así como la com­prensión de nuestra historia, de nuestras carencias afectivas y, en definitiva, de nuestras raíces.

¿Qué nos deparará la nueva temporada? Mira más allá, mira a la persona y te sor­prenderás.

Teresa Barrera
Psicóloga
Consulta Dr. Carlos Chiclana
www.doctorcarloschiclana.com

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