El Señor de los Anillos: Armas y batallas
Minotauro, el sello editorial que ha venido editando las obras de Tolkien trae a las librerías El Señor de los Anillos: Armas y batallas, un volumen con más de 1.000 imágenes, dibujos y mapas que ilustran la parcela bélica de El Señor de los Anillos, la trilogía que ha llevado al cine Peter Jackson.
Desde la batalla de Dagorlad hasta la de los Campos del Pelennor, pasando por el Abismo de Helm, todos los combates son explicados con profusión de detalles estratégicos propios de la guerra del Anillo, como Tolkien la denomina en los Apéndices de un libro donde lo bélico ocupa un importante lugar, que no es el único. La obra de Tolkien tiene un carácter épico en el que queda claro que muchos van a la guerra porque no les queda otro remedio para que la Tierra Media no quede oscurecida por el poder de Sauron. Conviene precisarlo, porque alguien que no haya leído el libro podría pensar tras leer este volumen que El Señor de los Anillos es una novela de batallitas.
En los más de sesenta capítulos hay espacio para las espadas, arcos, armaduras y escudos de los Uruk Hai, Orcos, Hombres de Rohan, Elfos, que se describen minuciosamente. Hay hueco también para los grandes protagonistas como Frodo, Elrond, Aragorn, Galdaf, Sauron, Denethor, etc., que portan sus respectivas herramientas de trabajo guerrero. La cartografía, tan apreciada por Tolkien para dar verosimilitud a su historia, están muy presentes y harán las delicias de los lectores y espectadores.
“La última alianza de los Elfos y los Hombres”, “Moria: la guerra de los Enanos y los Orcos”, “Los hombres de Gondor”, “Los orcos de Mordor de la segunda edad”, “Los elfos de Lothlórien”, son algunos de los capítulos de un libro magníficamente editado que se abre con un prólogo del actor Christopher Lee, que encarna a Saruman, el mago corrompido por el afán de poder, uno de los grandes temas del libro.
Este libro de Chris Smith refleja el espíritu heroico de unos hombres empeñados en la aventura de “alzarse por encima de sí mismos, conquistar su propia naturaleza y demostrarse capaces de algo grande y noble, por encima de la tentación y la debilidad humana”.
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