Cerrar los ojos

Cerrar los ojos: Treinta años no es nada, qué feliz la mirada

· Crítica de Cerrar los ojos | Estreno 29 de septiembre de 2023.
· Todos los actores están impresionantes. Merece especial mención Mario Pardo en el papel del entrañable montador Max Roca, que tiene algunas de las más bellas líneas del cautivador guion escrito por Víctor Erice.

El cuarto largometraje de Víctor Erice (Valle de Carranza, Vizcaya, 1940) logra que el espectador disfrute desde el primer fotograma hasta el último, y le deja con ganas de más.

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Las imágenes, la música, las interpretaciones, los diálogos… A cada momento se siente que todo está en su sitio y que nada sobra, y se experimenta una inmensa sensación de bienestar. Como si ese lugar del que no se quiere regresar pudiera ser, al menos por unas pocas horas, la butaca de un cine en el que se proyectara la película adecuada.

Es inevitable hallar en esta el eco de las anteriores películas del director. Y no solo porque nos encontremos, cincuenta años después, a Ana Torrent (Tesis), la pequeña Ana de El espíritu de la colmena (1973), interpretando maravillosamente a Ana Arenas, la hija del actor desaparecido, en un papel escrito expresamente para ella. Hay aquí y allá referencias que los admiradores de Víctor Erice celebramos con agradecimiento, como ciertas frases ya escuchadas en el pasado, un viejo reloj de pulsera parado que reproduce la hora de un despertador aún más antiguo, la película dentro de la película (en este caso, la supuesta e inacabada La mirada del adiós, homenaje a esa promesa de Shanghai que no llegó a ver la luz), el viejo cine de pueblo o la inevitable presencia de una locomotora, aunque sea por vía de la más elemental animación…

La media de edad de los personajes es bastante alta. Y digo de los personajes, porque algunos actores, como los protagonistas Manolo Solo y José Coronado, han sido brillantemente caracterizados por Beatushka Wojtowicz para parecer mayores de lo que son en algunas escenas y más jóvenes en otras, dependiendo de la época reflejada en cada momento. Téngase en cuenta que entre José Coronado (1957) y Ana Torrent (1966), padre e hija en la película, hay una diferencia de edad de tan solo nueve años, y Manolo Solo (1964), que interpreta al director de cine Miguel Garay, de la misma quinta que Julio Arenas, el personaje de Coronado (literalmente, puesto que se nos dice que se conocieron haciendo juntos el servicio militar), es solo dos años mayor que la actriz.

Todos los actores están impresionantes. Merece especial mención Mario Pardo (Fortunata y Jacinta) en el papel del entrañable montador Max Roca, que tiene algunas de las más bellas líneas del cautivador guion escrito por Víctor Erice, esta vez con la colaboración de Michel Gaztambide (No habrá paz para los malvados). Pero reconozco que no puedo evitar llevar la contraria a su personaje cuando afirma que desde que murió Dreyer ya no hay milagros en el cine. Porque Erice sigue vivo, y Cerrar los ojos demuestra que Max se equivoca.