Mirando al cielo

Mirando al cielo: Historia silenciada

· Crítica de Mirando al cielo | Estreno 29 de septiembre de 2023.
· A pesar de disponer de pocos recursos, la película de Peláez tiene cierto empaque y consigue recrear de una manera convincente la época.

Antonio Peláez cuenta la historia de José Sánchez del Río, adolescente que murió mártir en 1928 por no renegar de su fe, durante la persecución religiosa decretada por el presidente mejicano Plutarco Elías Calles.

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La persecución religiosa en Méjico y la guerra de los cristeros que vino a continuación -y su resolución- es una de las tragedias más ignoradas del siglo XX.

A todo el mundo les suenan los nombres de Pancho Villa y Emiliano Zapata. El resto no tienen quien les apadrine. Hace mucho tiempo una novela, llevada al cine por John Ford, El poder y la gloria, recordó que hubo una cruenta persecución religiosa en Méjico. Luego un silencio casi absoluto hasta la reciente For Greater Glory (2012), que abordó la guerra de los cristeros.

Antonio Peláez cuenta una historia real y sencilla: José Sánchez del Río tenía 13 años en 1926, cuando comenzó la guerra cristera. En 1927 sus dos hermanos mayores se alistaron para luchar por la libertad religiosa. Él les seguirá más tarde.

José Sánchez y su familia eran gente de posibles y tenían mucho que perder manteniendo la fe, y mucho que ganar si se alineaban con un poderoso familiar.

El tema de fondo, que se repite una y otra vez, es que lo que importa es ir al cielo. A pesar de disponer de pocos recursos, la película de Peláez tiene cierto empaque y consigue recrear de una manera convincente la época.

Sin duda es una cinta discursiva, tanto por los límites del presupuesto como por la necesidad de explicar lo que había en juego, la corrupción, las disposiciones arbitrarias anticristianas del régimen, el porqué del recurso a la violencia como manera de protestar y cuál era la posición de la Iglesia al respecto. En general, estas explicaciones se agradecen y la película se ve bien. Quienes peor parados salen son tres torturadores, primitivos y caricaturizados.

Guste o no, el chico fue torturado y asesinado por el régimen de Calles, rabiosamente anticatólico, por defender su fe.

Destaca el actor Luis Xavier, con una compleja interpretación de Picazo, el villano, mientras que el joven Julián Fidalgo es más monolítico. Hay que reconocerle buena presencia en la pantalla y que transmite inocencia.

Es bueno el trabajo del director de fotografía, Wolf, que aprovecha cualquier recurso para dar amplitud y belleza a sus planos, particularmente al iluminar algunos momentos estelares, que rozan el cielo.

José Sánchez fue canonizado por el Papa Francisco en 2016.