Secretos de un escándalo

Secretos de un escándalo: Tono siniestro

· Crítica de Secretos de un escándalo | Estreno 23 de febrero de 2024.
· El espectador espera todo el tiempo un clímax que no llega. Sin sufrir porque Julianne Moore y Natalie Portman son dos fenómenos que vale la pena ver en acción.

Secretos de un escándalo cuenta la visita de Elizabeth Berry, célebre actriz de Hollywood, a la familia Yu, porque se propone rodar una película sobre Gracie y Joe, protagonistas de un escándalo un cuarto de siglo antes. Gracie, casada y con hijos, tuvo una relación sexual con Joe, entonces un chaval preadolescente. Gracie cumplió condena por violación, se divorció y, a la salida de la cárcel, se casó con Joe. Curiosamente, Gracie y Joe no se mudaron, siguen viviendo en el mismo vecindario de siempre donde, a veces, reciben anónimos insultos. Elizabeth se propone aprender de Gracie y su familia para realizar una interpretación real, que refleje lo que ocurrió.

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Todd Haynes (Lejos del cielo, I’m not there) a menudo aborda temas escabrosos con protagonistas ambiguos. En su última película plantea una vez más la relación matrimonial y se pregunta si la decisión de Joe y Gracie fue acertada. Había 23 años de diferencia, se podría preguntar si Joe tenía la madurez necesaria para aceptar el compromiso. En cualquier caso parece que su matrimonio sigue funcionando y tienen tres hijos que están educando bien.

La película tiene un tono de suspense, reutilizando como banda sonora compases de Losey que dan un aire siniestro todo el tiempo. La actriz Berry, y el espectador, esperan a cada momento que aparezca «el secreto morboso», y cada descubrimiento es inocente. Tenemos una familia burguesa de clase media que lleva una vida normal, modélica incluso, a pesar de algunos vecinos que no olvidan que ocurrió algo malo mucho antes. El elemento que viene a perturbar la paz familiar es la actriz cuyas intenciones no parecen claras, sino muy interesadas.

En el fondo, la investigación parece apuntar más a las actitudes de la gente, acostumbrada a la cultura superficial de la prensa sensacionalista y/o las redes sociales, con algunos diálogos íntimos inspirados en Bergman. El escándalo apuntado ocurrió hace mucho tiempo y no hay secreto que valga. El espectador espera todo el tiempo un clímax que no llega. Sin sufrir porque Julianne Moore y Natalie Portman son dos fenómenos que vale la pena ver en acción.