Cortometraje: Domesticado, de Juan Francisco Viruega | Control

· Domesticado está filmada en formato medio (1-1) o cua­drado. Su fuerza visual -no hay diálogos- afianza su na­rrativa.

La cinta se inicia con un plano que muestra algunos ele­mentos que apuntan la idea que propone la historia: una soga (venganza), una cruz sobre la tierra (muerte) y un vetusto árbol (entorno). Además, la presencia de pa­dre e hijo, antagonistas de Domesticado (2018), de Juan Francisco Viruega, advierte de la tensión entre am­bos.

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El director almeriense se inspira en un drama inacaba­do de García Lorca, que habla sobre la amistad entre un bu­rro y un joven, centrando su mirada en el desencuentro paterno-filial, en un escenario aislado donde la sole­dad se expande e interfiere en la personalidad de sus habitantes.

El joven –Nacho Sánchez– encuentra un burrito que se convierte en su asidero emocional, estableciendo una cu­riosa relación que le alivia en parte del vacío afectivo pro­vocado por la muerte de su madre y de la indiferencia del padre, un inquietante Sebastián Haro.

Domesticado está filmada en formato medio (1-1) o cua­drado. Su fuerza visual -no hay diálogos- afianza su na­rrativa. Además, destaca la labor en el sonido de Daniel Peña, que incorpora al relato el viento enfurecido, que acentúa la intensidad de una pieza que cautiva por su estética.

La fotografía de Alberto D. Centeno transmite momentos inspiradores en planos muy sugerentes que beben del cine clásico. Viruega confirma en esta obra una tra­yectoria muy coherente que se inicia con Estocolmo (2010) y que continúa con Postales desde la luna (2012) y Solsticios (2013).

Apreciamos interesantes referencias fílmicas y literarias: el corto La gallina (2013), de Manel Raga, Padre Pa­drone (1977), de Paolo y Vittorio Taviani -recientemente fallecido- o incluso Furtivos (1975), de José Luis Bo­rau. En todas ellas, la presencia padre e hijo traslada si­nergias enfrentadas o, en el caso de Furtivos, la relación de dominio materno sobre el hijo.

En el ámbito literario, observamos la huella de Plate­ro y yo, de Juan Ramón Jiménez, de Réquiem por un cam­pesino español, de Ramón J. Sender, o de Los santos ino­centes, de Miguel Delibes. Todas alimentan la fuerza ex­presiva del relato.

Domesticado rescata una época oscura que se percibe en nuestro país. Es una metáfora sobre el aislamiento y los procesos de incomunicación, una historia de amistad, de dominio y también de sangre -de nuevo Lorca-.

Juan Francisco Viruega compone texturas humanas do­loridas, que son abducidas por un espacio devastador y muy cerrado donde los sentimientos, viscerales, precipitan la tragedia.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Alberto D. Centeno
  • Montaje: Mikel Iribarren
  • Música: Milladoiro
  • Sonido: David Peña
  • Dirección de Arte: Fernando Contreras
  • Intérpretes: Nacho Sánchez, Sebastián Haro
  • Duración: 17 min.
  • Público adecuado: +12 años
  • Productora: Juan Francisco Viruega PC
  • España, 2018
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